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Alicia.-
Dicen que dices que puedes hablar de todo.
Gorgias.-
Así es: lo digo, y puedo hacerlo.
Alicia.-
A cambio de algo.
Gorgias.-
¿Te parece mal negocio, todo a cambio de solo algo?
Alicia.-
No, demuestra una gran capacidad y generosidad. Pero… ¿serías
capaz de hablar de algo a cambio de nada? Es que estoy deseando
escucharte y hablar contigo, pero no tengo nada.
Gorgias.-
Te ofrezco, entonces, este algo: hablarte de eso que tienes: de nada.
¡A cambio de nada, es lo más justo!
Alicia.-
¿¡No vas a hablarme, entonces!? ¡Esa no es tu fama!
Gorgias.-
¡No, muchacha, no soy tan mezquino! Te lo diré de modo que me
entiendas: no voy a no hablarte, sino que voy a hablarte de no.
Alicia.-
¡Ah!, eso me parece totalmente diferente. ¡Suena chistoso!
Gorgias.-
Lo chistoso siempre es profundo. Verás: los viejos filósofos
hablaban continuamente del todo, ¡nadie defendía a la pobre nada!
Sin embargo, chiquilla, te diré un pensamiento muy liberador: en
verdad, nada es.
Alicia.-
¿Cómo es eso?
Gorgias.-
Puedes probarlo con el método de caza de cerco. Verás: ¿lo que es,
procede de algo o de nada?
Alicia.-
De algo.
Gorgias.-
Pero si todo procede de otro algo, no ha podido llegar a ser, pues
nunca se habrá terminado de empezar.
Alicia.-
Quizás lo primero no procede… de sí mismo…
Gorgias.-
¿Quieres decir que estaba antes que sí mismo?
Alicia.-
O, mejor, que no necesita tener origen...
Gorgias.-
¿Una cosa sin principio no es ilimitada, o infinita?
Alicia.-
Sí, supongo.
Gorgias.-
Pero ¿tú puedes entender algo que no tiene fines ni principios? Yo,
por mi parte, admito que algo así me supera.
Alicia.-
Pero, si todo es nada, ¿cómo es que pensamos en las cosas?
Gorgias.-
Sin pedirte nada a cambio, te hablaré de otra nadería: en verdad,
aunque existiese algo en vez de nada, ni tú ni yo podríamos
conocerlo.
Alicia.-
¿Cómo es eso?
Gorgias.-
Razónalo también por eliminación: si conoces algo, entonces es que
tu pensamiento es lo mismo que eso que conoces.
Alicia.-
¡Claro!
Gorgias.-
pero, entonces, el pensamiento y la cosa son lo mismo. Ahora bien,
esto es falso, porque, de ser así, ningún pensamiento podría estar
equivocado: por ejemplo, cuando piensas en Pegaso.
Alicia.-
Bueno, es que el pensamiento y las cosas no son exactamente lo
mismo. De hecho, cuando estamos equivocados son muy diferentes. Y
cuando estamos en lo cierto, lo que pasa es solo que se parecen, ¿no?
Gorgias.-
¿Se parecen, como la persona y el reflejo en el río?
Alicia.-
Más o menos.
Gorgias.-
Pero, ¿cómo puedes saber cuándo lo que piensas se parece a la cosa
en la que estás pensando? ¿Acaso puedes salir de tu pensamiento
para compararlos a él y a las cosas, o bien siempre estás dentro de
él?
Alicia.-
¿Entonces, de qué estamos hablando tú y yo ahora?
Gorgias.-
Hemos convenido desde el principio en que hablamos de nada. Porque
has de saber (he aquí mi tercer regalo para una chica tan
inteligente) que, si hubiera algo e incluso se lo pudiera pensar,
tampoco podríamos hablar de ello ni ponerle nombre.
Alicia.-
¿¡Tampoco!? ¿Cómo demuestras eso?
Gorgias.-
Así: ¿cómo sabes lo que significa cada palabra? ¿Es que estas son
también “parecidas” a las cosas, o a los pensamientos?
Alicia.-
Eso iba a decir…
Gorgias.-
¿En qué se parece la palabra ‘pegaso’ al Pegaso? ¿En las
patas, o en las alas?
Alicia.-
Es verdad. Pero, ¿no hay, al menos, una palabra para cada
pensamiento y cada cosa?
Gorgias.-
Pero, si no se parecen, ¿cómo sabes cuál es de cuál? ¡Fíjate en
que tenemos una palabra hasta para la nada!
Alicia.-
¡Cierto!
Gorgias.-
Pero si puede haber una palabra para nada, es que nada tiene que
tener una palabra para ser acerca de algo.
Alicia.-
¿Cómo nos entendemos entonces, tú y yo por ejemplo?
Gorgias.-
No nos entendemos. ¿Cómo íbamos a entendernos si estamos hablando
de nada? Pero al menos nosotros lo sabemos. Otros creen estar
hablando de todo sin llegar a decir algo.
Alicia.-
¡Impresionantes razonamientos! ¿Entonces, qué dices tú que es la
verdad?
Gorgias.-
¿La verdad? ¡Ay!, para los mortales, es solo una convicción muy
fuerte… la de hoy.
Alicia.-
¿Y qué sacamos de ahí, maestro Gorgias?
Gorgias.-
Deberíamos sacar acaso esto: nuestra razón es un juguete. No
debemos tomarla demasiado en serio. Lo que deberíamos hacer es vivir
y dejar vivir. ¿Vienes a comer con unos cuantos amigos, que hacemos
una fiesta hoy?
Alicia.-
¿Cuál fiesta?
Gorgias.-
¿Preguntas qué celebramos? Exactamente nada.
Alicia.-
¡Claro, contad conmigo! ¡Muchas gracias!
Gorgias.-
¡De nada!
El
famoso sofista Gorgias escribió un discurso “Acerca del No-ser”,
en que defendía justo lo contrario de lo que habían defendido
filósofos como Parménides. Puede parecer un juego de palabras, pero
en realidad es la más antigua y quizás mejor exposición del
nihilismo metafísico. Por ese tiempo, en la lejana India, el sabio
Sidharta, llamado el Buda (o sea, el despierto) también predicó
que, detrás de todos los fenómenos, lo único que hay es vacuidad.
Comprender esa presunta verdad, nos liberaría del sufrimiento.
¿Qué
crees? ¿Puede defenderse sensatamente que, en realidad, todo es
nada, o bien necesariamente tiene que existir algo?
Guión: Juan Antonio Negrete. Actores: Jonathan González e Inmaculada Morillo. Voces: Inmaculada Morillo y Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blázquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Dibujos: Marién Sauceda. Idea original y dirección: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.
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