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Crisantra.-
(Ruido de wasaps...)... ¡¡No me lo puedo creer!!
Primitiva.-
¿Qué wasap, tía?
Crisantra.-
Mi profesora de biología, María Montaña, que es... ¡gay!
Primitiva.-
¿Gay? ¡Qué dices! Si acaso será lesbiana.
Crisantra.-
Pues eso. Que la han visto en el cine dándose besos con otra mujer.
Primitiva.-
¿Y por eso va a ser lesbiana? Yo le doy besos hasta a mi perro.
Crisantra.-
Qué no. Besos-besos, en los morros. Si hasta le han hecho una foto
con el móvil.
Eremita.-
Yo ya lo sabía. La vi un día con su pareja. Son amigos de mis
padres. Y tienen una niña preciosa.
Crisantra.-
¡Tía, y no has dicho nada!
Eremita.-
¿Por qué iba a decirlo?
Crisantra.-
¿Cómo que por qué? ¡Es mi profesora! ¡No me lo puedo creer!
Primitiva.-
Pues a mi me parece estupendo. ¡Si se quieren!
Crisantra.-
Pues a mi eso no me parece... No sé... No me parece muy natural.
Eremita.-
Tampoco es natural una transfusión de sangre, o practicar la
castidad, y ya ves, nadie dice que eso sea malo.
Crisantra.-
¿Y te parece normal que un niño tenga dos madres? Los niños
necesitan un modelo femenino y otro masculino. Lo dicen los
psicólogos.
Eremita.-
Supongo que no todos. Además, a mi me parece que este no es un
problema científico, o de psicólogos, sino más bien moral.
Primitiva.-
Eso. Lo que importa es cómo sean los padres, y cómo eduquen a sus
hijos. No lo que tengan entre las piernas.
Crisantra.-
¡¡Qué bruta eres, Primitiva!!
Eremita.-
La verdad es que yo...
Crisantra.-
¿Tú qué?...
Eremita.-
Hace años. Antes de conoceros a vosotras. Tenía una amiga, y
éramos muy íntimas...
Crisantra.-
(Interrumpiéndola) ¡¡Eremita!!
Primitiva.-
¡¡Calla, déjala que hable!!
Eremita.-
… Bueno, que teníamos una relación muy especial. Y muy tierna.
Crisantra.-
¿Eras... lesbiana?
Eremita.-
(Con nostalgia, y muy tierna) No...O no creo... Tenía quince años.
Y nos gustaba abrazarnos. No sé. A mi siempre me han gustado los
chicos. Pero también me gustaba darme besos y abrazos con ella.
Primitiva.-
¿Y? ¿Qué paso con vosotras?
Eremita.-
Se fue con sus padres a otra ciudad. Durante un par de años nos
mandamos mensajes muy cariñosos. Y luego perdimos el contacto.
Primitiva.-
Qué pena.
Eremita.-
Yo creo que ella sí era lesbiana. Pero nunca me lo dijo. Lo que si
me decía era que sus padres estaban muy preocupados con ella, y que
la llevaban a un psicólogo.
Crisantra.-
Hay gente que piensa que eso es una enfermedad.
Primitiva.-
¡Pues hay que estar enfermos para pensar eso!
Eremita.-
Me temo que sus padres eran de esos... ¡Tengo que volver a
llamarla! Es una chica superalegre y muy interesante. Pasábamos
tardes enteras charlando y escuchando música en su cuarto.
Primitiva.-
¡Qué historia! Me ha puesto romántica.
Crisantra.-
A ver si te vas a enamorar de nosotras.
Eremita.-
Yo os quiero mucho a las dos.
Crisantra.-
Y yo tamb... Ay, callaos ya.
Primitiva.-
Jajaja... ¡Crisantra, ven aquí, y dame un beso!...
Las
relaciones afectivo-sexuales entre personas del mismo sexo han
recibido un tratamiento muy diferente según el momento histórico o
la cultura de que se trate. La “homosexualidad” como tal, fue
acuñada por la medicina del siglo XIX que empezó a pensar en
términos de “enfermedad” lo que había sido pensado antes en
términos de pecado. Hoy se suele pensar en términos de diferencia
sin que hayan desaparecido del todo las ideas negativas, con
frecuencia entremezcladas. Se trata de una cuestión compleja.
Habitualmente,
las ideas de “natural” y “anti-natural” han funcionado como
criterios de aceptabilidad y de censura de la homosexualidad. Se
consideraba que este tipo de relaciones eran contrarias a la
naturaleza y por eso indeseables. Ahora bien: ¿qué entendemos por
natural?, ¿es siempre lo natural lo mismo que lo deseable?, ¿hasta
qué punto decir que estas conductas no son naturales responde a una
determinada moral de origen religioso que se intenta “colar por la
puerta de atrás”?
Hoy
en día, a medida que la idea de individuos que se autogestionan ha
ganado peso en nuestra cultura y la sexualidad se considera algo
privado e íntimo, queda más desfasado cualquier proyecto de
“normalizar” desde arriba los placeres y los afectos de esos
individuos. Si las personas homosexuales viven plenamente su
sexualidad y se realizan, ¿qué motivos hay para ponerles trabas o
censurar su conducta?
Ahora
bien: aceptar a los homosexuales, ¿implica automáticamente aceptar,
por ejemplo, que puedan adoptar niños? Los motivos que se aducen en
contra están basados en una forma o naturaleza determinada de
familia. Pero la antropología ha demostrado que nuestro modelo
habitual de familia es solo uno más entre tantos. ¿Debería ser el
único? ¿Deberían los y las homosexuales imitar, además, ese
modelo?
¿Qué
piensas de todo esto? ¿Representa la homosexualidad un modelo de
relación y de convivencia familiar tan respetable como el
heterosexual? ¿A qué podría deberse la censura moral que, en
ocasiones, acompaña a las relaciones homosexuales?
Guión: Víctor Bermúdez y Francisco Molina Artaloytia . Actores: Eva Romero, Gema Ortiz, María Ruíz-Funes. Voces: Mónica Burgoa, Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blazquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.
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