Monogamia.

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Felisa.- Pues si no viene, no va a ser igual.
Covadonga.- ¡Ya!, pero yo la entiendo: ¡hacían tan buena pareja, parecía que se querían tanto…!
Felisa.- Si no digo que no, pero hay que pasar página. O se lo perdona o a otra cosa: ¡un clavo saca otro clavo!
Madriguero.- Vamos a ver, me pregunto yo: ¿por qué le da tanta importancia? Simplemente se ha acostado con otra, no ha dejado de quererla a ella.
Covadonga.- ¿¡Qué dices!? ¿¡Cómo la va a querer, si es capaz de hacer eso!?
Madriguero.- Muy sencillo: no hay que confundir sexo con amor. Además, ¿quién ha dicho que el amor es como las guindas, de dos en dos? En otras sociedades no es así: un hombre puede tener varias esposas, o una mujer varios esposos, o las dos cosas. ¿No os acordáis de aquel video que vimos en Ética, de aquella tribu del Amazonas?
Covadonga.- ¡Sí, sí!, pero tú, Madriguero, en cuanto ves a Espelunca hablando con alguien te pones nervioso como una pantera. ¡Y eso que ni siquiera sois pareja! ¿Eh, Espe? ¿Qué te parece lo que dice tu pretendiente?
Espelunca.- ¡Uf, es un tema al que le doy muchas vueltas!
Covadonga.- Pues está bastante claro: simplemente hazle caso a tus sentimientos, y verás que si quieres a alguien es imposible siquiera pensar en otro.
Espelunca.- Sí, si ya sé que sentimos eso… Pero ¿no os suena egoísta, y posesivo? ¿Y si es solo, como dicen algunos, que nos lo han enseñado así desde pequeños? Lo mismo que el pudor, por ejemplo.
Madriguero.- Con el pudor, lo veo claro, Espe. En cambio, con lo otro…
Felisa.- Lo que es egoísta es pensar en tu placer y hacer daño al otro.
Espelunca.- Pero ¿por qué nos hace daño que nos compartan…? Imaginad una sociedad donde tuvieran la costumbre de no tener más que un hijo, y se viese muy mal tener un segundo: a los padres que se saltasen la tradición se les acusaría de traicionar al primer hijo, se vería bien sus celos, y los propios padres se sentirían mal… Pero ¿sería una buena tradición? ¿No podemos amar a varias personas a la vez?
Covadonga.- En este tipo de amor, no, Espe. Solo puedes querer a uno de verdad.
Madriguero.- Sí, pero ¿por qué? Suena feo, pero… ¿no será porque las relaciones amorosas están dirigidas por nuestro instinto de procreación, o algo así?
Espelunca.- ¿Qué tendría que ver? ¿No podríamos compartir hijos e hijas, compañeras y compañeros?
Covadonga.- ¡Jo, Espe! ¿De verdad tú serías capaz de estar con varios a la vez, quiero decir queriéndolos?
Espelunca.- No lo sé. Me gustaría no estar atada a una forma de amar quizá solo porque así está establecido. No sé si mis sentimientos son libres. No me desagrada la idea de un amor sin posesión…
Madriguero.- Creo que lo dices para provocar, Espe…
Felisa.- ¡Sí, a ti por lo menos te está provocando:… sarpullidos!


En nuestra sociedad, oficialmente monogámica, otros tipos de relaciones provocan rechazo social y los celos de la pareja. ¿Es esto algo natural? Y, lo sea o no ¿es algo bueno, más moral que otras alternativas?
Aunque hoy la monogamia está hoy muy extendida por el mundo, ni es única ni fue siempre lo más común: sin ir más lejos, los hebreos del Antiguo Testamento eran polígamos (pero solo el varón podía tener varias esposas) y siempre han existido sociedades poliándricas y poligínicas.
Muchos filósofos han argumentado a favor de la monogamia. Tomás de Aquino, por ejemplo, cree que la monogamia se basa en la presunta necesidad del varón de identificar su descendencia genética, y en la virtud de que los esposos sean amigos y se traten con reciprocidad, de modo que si la mujer no puede de ningún modo ser promiscua, el varón tampoco debe serlo.
Kant dio una explicación más cruda: según él, el matrimonio es un contrato para el mutuo uso de los miembros sexuales de una persona del otro sexo. Si uno (se entiende, el varón) tuviese más de una pareja, produciría un agravio a la otra parte contratante.
Hegel, más romántico, cree que solo el amor de uno por uno colma la fuerte espiritualidad del amor. De otro lado, según algunas explicaciones de tipo científico, la monogamia sería un buen sistema para la cría prolongada que requiere el ser humano.
En cambio, Platón sostuvo que los guardianes del Estado debían compartir compañeros e hijos. Y también Marx y Engels predicaron la abolición de la familia.
Existe un movimiento reciente, llamado Poliamor, que defiende que las relaciones amorosas, dentro de la igualdad y con el conocimiento y consentimiento de todos los implicados, son más morales que la institución tradicional, porque son menos egoístas y posesivas.

¿Qué crees tu: es la monogamia el modo más natural o más ético de relación amorosa? ¿Por qué? ¿Son naturales y buenos los celos, o son una muestra de egoísmo y posesión?

Guión: Juan Antonio Negrete . Actores: Jonathan González,  Eva Romero, María Ruíz-Funes, Laura Casado. Voces: Chus García, Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blazquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Dibujos: Marién Sauceda. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.


Educación y juego.

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Covadonga.- Chicos, necesito urgentemente vuestro consejo. Tengo que decidir ya en qué me matriculo.
Madriguero.- ¿Lo último que tenías en la cabeza no era lo de ser maestra en infantil?
Cova.- Sí, y en eso sigo, pero no lo tengo claro. Es lo que me gusta (¡y no quiero aburrirme más, estudiando lo que le gustaría a mis padres!), pero no sé si… sirvo.
Espelunca.- ¡Claro que vales, Cova!
Madriguero.- Solo tienes que tener claro lo que quieres de los niños: o sea, lo mismo que para ti…
Cova.- Sí, sí, si yo lo sé: mi misión sería hacerlos personas de futuro, responsables, educadas y eficientes… Pero a veces, cuando me quedo a cargo de mis primo pequeño, ¡uf!, no puedo con él.
Madriguero.- ¿¡Personas de futuro, educadas y eficientes!? ¡Pobres niños!
Cova.- ¿¡Cómo!? ¿No te parece bien?
Madriguero.- ¡Pues claro que no! ¿Por qué no piensas en hacerlos niños y niñas “de presente”, en vez de futuro; niñas y niños felices, y no competitivos? ¡Vas a ser una de esas maestras que los hincha a deberes y a regañinas! ¿Qué es lo que quieren tus padres que estudies?, ¡seguro que no es tan malo! Además, ¡tú no tienes derecho a poner la excusa del aburrimiento!
Cova.- ¿Tú qué dices, Espelunca? A ti también se te ha pasado por la cabeza estudiar magisterio…
Espelunca.- Es verdad. Pero yo también creo que es demasiada responsabilidad para mí…
Madriguero.- Sí, pero no por las mismas razones que Covadonga. Lo que me dices siempre es: que si crees que los niños son los grandes olvidados, que si no se respeta sus pensamientos y sus sentimientos…
Cova.- Pues mi primo, si por él fuera, estaría siempre jugando y no aprendería nada. Y a veces no hay quien pueda con su comportamiento.
Espelunca.- ¿Por qué crees que jugando no aprende nada, Cova?
Madriguero.- Los niños solo aprenden jugando, como todos los cachorros. ¡Ojala no perdiésemos nunca esa capacidad! Y de lo de la conducta… si a mí me tratasen como le tratan a él, no sé cómo me comportaría.
Cova.- ¡Vosotros sois unos ilusos! No digo que no haya que tratar a los niños con respeto, pero nadie llegaría a nada si se le dejase jugar todo el rato y hacer lo que le diese la gana. Las cosas cuestan esfuerzo. Yo misma lo sé por experiencia: no sería nada si mis padres no hubieran sido tan exigentes conmigo.
Madriguero.- Pero, Cova, tú estudias siempre por obligación, nunca te gusta lo que haces: ¿eso es lo que quieres para los demás?
Covadonga.- Espe y tú tenéis la suerte de ser muy listos de nacimiento, y de disfrutar con lo que para otros es duro. No creáis que todos tenemos esa suerte.
Espelunca.- ¿Tan diferentes crees que somos las personas? ¡Habría que ver qué sería de cada uno si hubiera recibido otra educación! Para mí un maestro debería ser algo parecido a un jardinero, no un domador de fieras.
Covadonga.- Pues no hay más que ver el telediario para saber que somos fieras y no inocentes florecillas.


Uno de los debates más interesantes en filosofía de la educación es el de si el arte de educar consiste en dejar que la naturaleza del niño se desarrolle libremente (como un jardinero deja crecer a la planta, quitando lo que le impida desarrollarse y orientando hacia lo que la propia naturaleza parece buscar), o si consiste, más bien, en domesticar las fuerzas irracionales y caprichosas innatas, para civilizar a la persona.

La primera visión, fundamentalmente optimista acerca de la naturaleza humana, ha inspirado siempre a las llamadas “nuevas pedagogías” (en los últimos siglos, la pedagogía de Rousseau, Pestalozzi, Tolstoi, Montesori, la escuela Summer Hill de Neill…). Ya Platón aconsejó, en su libro La República, que se educase a los niños jugando, porque nada que entre por la fuerza en el alma –argumentaba- permanecería ahí.

Por el contrario, otros filósofos parten del supuesto, pesimista, de que la naturaleza humana tiene una tendencia natural al mal y a los pecados (a la pereza, a la avaricia, etc.), y creen que educar pasa necesariamente por doblegar la voluntad caprichosa del niño y habituarle al esfuerzo y la disciplina. Así creen, por ejemplo, Kant y Hegel. Para esta filosofía de la educación, las teorías modernas que aconsejan educar jugando son ingenuas y perjudiciales a la larga.

¿Qué crees: tenemos una tendencia innata a aprender y desarrollar las virtudes humanas, o solo mediante la fuerza es posible educar a un ser humano?



Guión: Juan Antonio Negrete . Actores: Jonathan González,  Eva Romero, María Ruíz-Funes, Laura Casado. Voces: Chus García, Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blazquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Dibujos: Marién Sauceda. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.

Informe clínico del Doctor Nietzsche

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[Sonido de máquina de escribir; fondo musical de película policíaca]

Informe clínico del doctor Nietzsche, psicólogo y geneálogo.

Datos del paciente:
Nombre: Hombre
Apellidos: Europeo
Edad: Moderna, según él (o sea, de avanzada edad).
Sexo: más varón que hembra (la “mujer” es una creación de sus delirios enfermizos).

Síntomatología
[A varias voces, como si fuese un equipo de diagnóstico]

- El paciente presenta decaimiento y fuertes dolores.
- Dice aburrirse y tener angustia total.
- Se observan sarpullidos de vulgaridad por todo su cuerpo.
- En la fase más avanzada de la enfermedad sostiene que ya todo le da igual, que se aburre con todo y que si no se suicida es sólo por pereza.

Analítica clínica
[Varias voces, como un equipo de médicos]

- En una primera fase de análisis psicosomático llevado a cabo en el paciente, se encuentran diversas causas “internas” de la enfermedad:

-División de la realidad y fe metafísica. El paciente “vive” (o malvive) creyendo que existen dos mundos, o que el mundo está dividido en dos: Vivimos, según él, en un mundo de fenómenos, en que todo cambia, todo pasa, nada permanece mucho tiempo igual.
- El paciente apenas es capaz de comprender que las ideas no existen, que son simples signos utilizados metafóricamente.
- Cree que él es algo permanente a lo largo del tiempo, ¡cree en su Yo!
- Por supuesto, esto le hace vivir continuamente fuera de sí, más en el pasado o en el futuro que en el presente.

- Doctor, investigando más a fondo, hemos encontrado lo siguiente como origen de su enfermedad metafísica:
- Sí, el paciente lleva toda su vida padeciendo miedos a la vida. No ha sabido adaptarse al riesgo que supone estar vivo, ha querido tenerlo todo previsto y congelado, como si estuviese muerto.
- En efecto. Y esto le ha provocado el tumor metafísico-religioso, que en su fase más avanzada se llama Cristianismo, y que consiste en creer real justo lo contrario de lo que lo es, y tomar por malo justo lo que es saludable, y por bueno lo que es nocivo.
- Así ha llegado a despreciar el alimento, el sexo, la lucha, el dolor. ¡Afirma creer que todos somos iguales, y tenemos el mismo derecho a vivir!

Vale, entonces ¿cuál será el diagnóstico?

- Se le diagnostica NIHILISMO agudo. Ha perdido el sentido de la Vida, se ha quedado sin Voluntad, o, cuando menos, su voluntad es extremadamente débil y enfermiza.

Hum. La prescripción facultativa será la siguiente, tomen nota:

-en primer lugar, debe tomarse el diurético “muerte de Dios”, tres veces al día, antes de cada comida, hasta que expulse todo resto de fe.
-simultáneamente, será sometido a extirpación de los tumores metafísicos que le han crecido por todo el cuerpo, especialmente en la cabeza.
-una vez esto le haya hecho efecto, y esté limpio de toda esperanza sobrenatural, se le someterá a rehabilitación vital, mediante terapia de Ultrahumanidad (tendrá que andar por sí mismo, sin muletas espirituales) y de sano EGOÍSMO (que no crea que sus valores son los del rebaño).
-por último, cuando su voluntad esté algo más fortalecida, se le implantará un nuevo corazón de la marca ETERNO RETORNO, con el cual llegue a amar todos y cada uno de los momentos de su vida y a ser afirmativo en todos sus instantes.




El filósofo Friedrich Nietzsche (muerto en 1900) consideró como su gran misión denunciar que el ser humano habría estado siguiendo, al menos durante los últimos dos mil y pico años, el camino equivocado, un camino de rechazo de la vida y creencia en un más allá que solo sería el producto de su miedo y su inadaptación vital.

Nietzsche profetizó la muerte de Dios, es decir, el final de la creencia en cualquier valor de la existencia que estuviese más allá de este mundo, y anunció la llegada del superhombre, esto es, el hombre que se hace dueño de su vida y vive de manera creativa en el presente.

Algunos creen que efectivamente Nietzsche dio la puntilla final a la metafísica y a la religiosidad. Sin embargo, no está claro que los hechos históricos le den la razón.

Curiosamente, Nietzsche, el gran delator de la enfermedad del ser humano, fue toda su vida un enfermo, y murió prematuramente de una enfermedad cerebral. Fue capaz de transformar su estado enfermizo en una decidida afirmación de la vida en su más pura caducidad, en el aquí y el ahora.

¿Qué piensas tú de todo esto?



Guión: Juan Antonio Negrete . Actores: Jonathan González,  Eva Romero, María Ruíz-Funes, Laura Casado. Voces: Chus García, Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blazquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Dibujos: Marién Sauceda. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.




Marxismo e ideología.

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Música de final de película de El Rey León...
Crisantra.- Ay, que buena película.
Primitiva.- ¡Un buen lavado de cerebro es lo que es!
Crisantra.- ¡Ya estamos! ¡Es un peli infantil, Primitiva! ¡No va con segundas!
Primitiva.- Con segundas, terceras y cuartas... ¡La de cosas que nos meten en la cabeza las pelis esas!
Crisantra,- (con ironía) ¿Cosas como que hay que querer a la familia, y a los amigos, y hacer el bien a los demás, y...?
Petronilo.- (interrumpe y continúa la retahíla de Crisantra) … Sí, y que unos nacen reyes y otros no, y que los machotes somos la leche, y que hay que vengarse de los malos, y...
Crisantra.- (interrumpe) Bueno, todo eso del Rey León es un cuento. No es obligatorio creérselo.
Primitiva.- Los niños se lo creen todo, Crisantra.
Petronilo.- Y los mayores, más.
Crisantra.- Dí algo tú, Eremita, que estos dos se quieren cargar las pelis de Walt Disney
Eremita.- La verdad es que tienen algo de razón, Cris. Piensa en cuantos cuentos de princesas nos hemos tragado tu y yo...
Crisantra.- (con embeleso un poco cursi) A mi, mi padre todavía me llama princesita.
Eremita.- ¿Ves? Hemos crecido creyendo que lo mejor que nos podía pasar era que nos rescatase un príncipe para casarnos con el...
Petronilo.- Y nosotros que nuestro deber era pelear y conquistaros, como si fueseis un trofeo...
Primitiva.- Y a todos, que si eres trabajador, humilde y obediente, al final tendrás tu recompensa, como en La Cenicienta...
Crisantra.- (con embeleso) ¡O en Oficial y Caballero!
Petronilo.- O como el rollo ese de muchas pelis... que si trabajas mucho llegarás a ser lo que quieras, y que si no triunfas y te haces rico es por culpa tuya, que eres un vago y un fracasado...
Primitiva.- ¡Ja! Como si estar arriba o abajo dependiera de lo trabajador y honrado que seas...
Crisantra.- ¡Bueno, vale ya! A mi esas películas me parecen preciosas. Y los niños se lo pasan genial viéndolas.
Petronilo.- ¡Claro, no te fastidia, saben mejor que muchos maestros que la manera más eficaz de comernos el coco es con algo divertido!
Primitiva.- El otro día salio esto en clase. Según no se qué filósofo, el arte y las pelis servían para justificar el orden social, que unos estén arriba y otros abajo, y cosas así.
Eremita.- Creo que te refieres a Marx y a Engels, Primi. Pero ellos no se referían solo al arte, sino a todo lo que llamamos cultura. También decían, por ejemplo, que la religión es el opio del pueblo.
Crisantra.- (indignada) ¡Anda! ¿Y por qué el opio, y no la salvación del pueblo?
Eremita.- Los marxistas creen que la religión, el cristianismo por ejemplo, infunde en la gente la ilusión de que la justicia triunfará en el cielo...
Petronilo.- (interrumpiendo) … así que, ¿para qué luchar por la justicia aquí en la tierra?
Eremita.- “Antes entrará un camello por el ojo de una aguja, que un rico en el reino de los cielos”. Eso dicen los Evangelios.
Crisantra.- O sea, que ser rico es malo.
Primitiva.- Sí, pero solo en el cielo, tranquila.
Eremita.- La desigualdad es lo que es malo, dicen estos filósofos.
Crisantra.- ¿Y la filosofía no?
Eremita.- Si se limita a justificarlo todo, en lugar de ayudar a cambiarlo, es... lo peor.




Según la filosofía marxista, toda sociedad se compone de una infraestructura y una superestructura. La infraestructura se refiere al modo de producción y a la división de la sociedad en clases en virtud de su relación con los medios de producción, mientras que la superestructura se refiere a la organización política y a la cultura vigente. La política y la cultura son, según el marxismo, una expresión ideológica de la infraestructura económica y social, y tienen la función de legitimar y justificar las relaciones económicas y la división de clases.

Según esta teoría, no solo las leyes y la política, sino la cultura entera tiene la función de legitimar el orden social imperante. Esto quiere decir que cosas como las creencias morales, los ritos y costumbres tradicionales, las artes, la religión, e incluso la ciencia y la filosofía, no tienen otra función que la de convencernos de la validez y necesidad del orden social establecido, ocultando sus contradicciones y desactivando las acciones contrarias a dicho orden.

Las teorías marxistas han sido duramente criticadas desde su formulación en la segunda mitad del siglo XIX. Para algunos autores, el sistema de creencias, ideas y valores vigentes en una sociedad no tienen una función únicamente “ideológica”, en el sentido marxista, sino también crítica, emancipadora, e incluso neutra con respecto a los procesos económicos o las instituciones políticas. Los propios marxistas creían que era posible concebir una ciencia y filosofía no ideológicas: aquella que, mediante su análisis certero de la sociedad y la lucha de clases, precipitase el cambio revolucionario.

¿Qué piensas tú? ¿Son los productos culturales de una sociedad y época una expresión de su organización económica o son, más bien, instrumentos de crítica y de cambio social y político?

Guión: Víctor Bermúdez . Actores: Jonathan González,  Eva Romero. María Ruíz-Funes, Laura Casado. Voces: Chus García Fernández, Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blazquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Dibujos: Marién Sauceda. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.

Pitágoras

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Periodista.- Nos encontramos hoy, en un lugar secreto, con Pitágoras de Samos, líder espiritual de los llamados pitagóricos, una hermandad de filósofos fundada alrededor del s.VI a.C. Se nos ha dicho que es muy peligroso contemplar al maestro directamente, por la luz cegadora que desprende, así que va a contestar a nuestras preguntas desde detrás de una cortina dorada.
Sr. Pitágoras, ¿está ud. ahi?... (Silencio. Suena algún instrumento de cuerda muy raro)...
Pitágoras.- (distraído) Ah, perdona, estaba probando este monocordio eléctrico... (cambia a una voz gutural y muy solemne): Dime, hijo mío.
P.- Dicen de usted que es un gran amante de la música.
Pi.- Soy un gran amante en general. Sobre todo, de la sabiduría, pues soy filósofo, pero también de la música, que es el dulce señuelo de Sofía.
P.- ¿La música conduce a la sabiduría?
Pi.- La música es el sonido de la razón.
P.- Eso suena raro.
Pi.- (Entusiasmado) Escucha esta cuerda [suena do grave]. Si la pulsas justo a la mitad darás la misma nota, pero el doble de alta [suena un do una octava más aguda]. Y si la pulsas aquí, donde la cuerda hace dos tercios, obtendrás, exáctamente, una quinta nota, ¿oyes? [suena un sol]. Y oye, aquí, donde hace tres cuartos, una cuarta [suena un fa]. Toma ya ¡¡Alucina!! ¿No es increíble?
P.- Pues sí. Es algo digno de estudio.
Pi.- Tú lo has dicho: es algo... matemático. ¡¡Las matemáticas gobiernan el mundo!!
P.- Pero... ¿Y los dioses, maestro?
Pi.- Los dioses son los números
P.- Es muy extraño eso que cuenta.
Pi.- (extrañado, alucinado) Lo que cuenta... es que todo está sujeto a cuenta, medida, proporción... Todo el cosmos es... un enooorme instrumento musical...
P.- ¿Quiere decir, como dirá el sabio Galileo, que el mundo está escrito en el lenguaje de los matemáticos?
Pi.- Ja, ja, ja... Noooo. ¡Pobre Galileo! No fue más que una pobre reencarnación mía. El mundo no está escrito con números, hijito... (En voz baja, como loco) El mundo es número, sin más. Esa es la verdad simpar.
P.- (imitándolo, en voz baja también) ¿También nosotros dos somos número, maestro?
Pi. (Vuelve al tono altisonante) Todo lo es, amiguito. El Todo y cada una de sus partes. El Padre Uno sobre todo, pero también la Madre Dos, divisible y fertil, por cada lado. Todo ser es una razón exacta de lo impar y lo par, lo limitante y lo limitado. Quien conoce esa razón lo conoce todo.
P.- Pero maestro, los números son incoloros, no suenan ni saben a nada. ¿Está usted seguro de que los atardeceres, o el sabor de la miel son también números?
Pi.- ¿No sabes que saborear proviene de saber?. La ley que hace azules o dulces a las cosas no es más que número. Cualquier ciego o deslenguado que conociera ese número estaría más cerca del cielo y de la dulzura que tú.
P.- Pues no lo veo...
Pi.- Porque buscas con los ojos, y no con el alma.
P.- Allí de donde yo vengo, sabio Pitágoras, ya no creemos en el alma.
Pi.- Ja, ja, ja... Creéis más que ahora. Estoy harto de reencarnarme en físico matemático. Toda la grandeza de vuestra ciencia reside en los números. En el fondo de las cosas, como ya os dije yo, solo encontráis razón, fórmulas, información... Estructuras tan invisibles como el alma y que, como ella, todo lo mueven y gobiernan.
P.- (Burlón) ¿Pero cree ud. en la reencarnación, maestro?
Pi.- (Condescendiente) ¿Cómo explicaría usted el que los físicos piensen, en su hoy, con el ayer de mis ideas?
P.- ¿Las ideas viajan en el tiempo?
Pi.- Y en el espacio. ¿O no ve cómo nuestras voces se están empaquetando ahora, en forma de ceros y de unos, para enviarlas a nuestros queridos oyentes?
P.- Pues no lo había pensado así...
Pi.- Conviene, amigo mío, que purifique su alma. Escuche la armonía de los cielos, y verá como ud. también se torna armonioso y celeste.
P.- Gracias, maestro... ¿Podría darle un abrazo?
Pi.- Te quedarás ciego.
P.- Solo para lo que no importa ver.
Pi.- Veo que has aprendido algo.
P.- Hoy he elevado mi espíritu al cubo, oh Pitágoras.
Pi.- Llámame Pi.


De forma parecida a los pitagóricos, algunos físicos, matemáticos y filósofos actuales piensan que la realidad está constituida, en el fondo, de estructuras matemáticas. Todo en el universo sería reducible a ecuaciones y números, o a información codificable, como si todo lo que viéramos no fueran más que imágenes generadas por un gigantesco programa de ordenador.

¿Qué piensas tú? ¿Crees que todo, en realidad, es matemático?

Guión: Víctor Bermúdez . Actores: Jonathan González, Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blazquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Dibujos: Marién Sauceda. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.