El cuento de Jámblico


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Primitiva.- Mira, mira, como coge la curva... ¡Es genial! ¡Me encantaría ser piloto de carreras!
Crisantra.- Bah. Yo preferiría hacer carrera en Wall Street. Y comprarme todos esos coches con sus pilotos dentro, mmm
Eremita.- ... Me recordáis un historia que contaba un sabio muy antiguo, un tal Jámblico.
Primitiva.- ¿Iba de coches de carreras?
Crisantra.- Sería de cuadrigas, burra. Bueno qué, ¿la vas a contar?
Eremita.- Si queréis...
Primitiva y Crisantra: ¡¡Venga!!
Eremita.- Jámblico era un filósofo griego, y decían que decía que había tres tipos de persona que van al estadio olímpico... (Ruído de flashback, a partir de ahora hablan Jámblico y sus discípulos, que son Primitiva y Crisantra...)
Jámblico (con voz de viejo e imponente filósofo).- … Los atletas, que van al estadio a competir son el primer tipo, los comerciantes que van a hacer negocio, el segundo, y los espectadores que van a contemplarlo todo son el tercero. Y ahora decidme, amigos, cual de estos tres tipos os parece que hace lo propio de un hombre...
Discípulo 1 (Primitiva).- !Los atletas, maestro! Son los protagonistas del espectáculo... Y son tan hermosos...
Jámblico. - ¿Pero has pensado, querido, lo que hace el atleta? ¿Crees que correr o saltar es más propio de un hombre que de un animal bien adiestrado?
Discípulo 2 (Crisantra).- ¡Los comerciantes, maestro! Ningún animal puede hacer lo que ellos hacen.
Jámblico.- ¿Te refieres a buscar el máximo beneficio con el mínimo coste? Yo diría que eso es justo lo que hacen los animales. ¿Conoces alguno que haga cosas sin buscar un premio?
Discípulo 3 (Eremita).- Solo quedan los espectadores. Pero no sé si lo entiendo maestro.
Jámblico.- Solo el espectador, amigos, hace lo propio de un ser humano.



Para los antiguos sabios griegos no existía aspiración más digna y propia de un ser libre que la contemplación del mundo: el saber por el saber.
A diferencia de las grandes civilizaciones de Oriente, en las que la sabiduría siempre estuvo ligada a la tradición y la práctica religiosa, los filósofos occidentales abrieron paso a un cultura orientada al conocimiento teórico del mundo y a la afirmación de la razón humana.
En nuestra época esta filosofía clásica y humanista entró en crisis. Los propios filósofos creyeron descubrir que no hay conocimiento sin interés ni sin mitología. La razón pura se mostró imposible. Y la verdad se concibió con espíritu escéptico y pragmático. La verdad, dijo Nietzsche, no es más que la mentira más útil.
¿Para qué entonces la filosofía, ese deseo de comprender objetivamente el mundo? ¿No será mejor tomarse la vida con espíritu deportivo, decía Ortega y Gasset? ¿O entregarse sin complejos al juego del poder y el gozo sensual? ¿No será mejor ser un deportista de élite, o un exitoso emprendedor, que un filósofo? ¿Qué utilidad tiene pensar?
¿Qué pensáis? ¿Hay alguna actividad que sea la más propia del hombre? ¿Para qué sirve pensar? O peor aún: ¿para qué sirve un ser humano?

Guión: Víctor Bermúdez . Actores: Benito Macías, Eva Romero, Gema Ortiz, María Ruíz-Funes. Voces: Mónica Burgoa, Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blazquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.

El tiempo


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Cova.- ¡Bueno, chicos, por fin mañana, el momento esperado!
Madriguero.- ¡Yo, como los niños, quiero que sea ya mañana!
Espe.- ¡Eso no lo quieren casi nunca los niños! ¡Ellos viven en el presente! Solo los adultos viven para el futuro y se lo contagian a los niños; o, cuando envejecen mal, para el pasado.
Madriguero.- ¡Por eso me encantas: por lo poética que eres!
Espe.- Pues ahora me voy a poner filosófica. A ver: ¿por qué no es ya mañana?
Cova.- ¡Pues porque es hoy, ¿no te digo!?
Espe.- Vale, pues ¿por qué hoy es hoy? Quiero decir: ¿por qué precisamente ahora es este ahora, 20 de septiembre, y no, por ejemplo, mañana o el tres mil antes de Cristo? ¿No os lo habéis preguntado nunca?
Madriguero.- No lo sé, porque no te entiendo bien.
Espe.- Me pregunto: ¿dónde está el pasado?, ¿y el futuro? Pensad esto: unos muchachos egipcios se están preguntando, en su ahora, cómo seremos nosotros, los humanos del futuro…
Cova.- Sí, con el pequeño detalle de que ellos y su presente ya no existen, son pasado.
Espe.- Eso es así visto desde nuestro punto de vista. Pero desde el suyo, los que todavía no existimos somos nosotros. ¿Por qué va a ser, nuestro ahora, el ahora verdadero? ¿No es eso como los que creen que su pueblo es el centro del mundo?
Cova.- ¡Vaya rallada! ¿Entonces, según tú, todo existe, el pasado, el futuro…? ¿Y qué tiene de especial este instante?
Espe.- Quizá nada, más que estamos nosotros en él, y eso nos parece muy especial…
Cova.- Y ¿para qué sirve pensar eso?
Espe.- No lo sé, no me planteo para que sirve pensar: pienso, y ya está. ¡Así somos los que queremos vivir siempre en el ahora, sea donde sea!
Madriguero.- ¡Hasta cuando te pones filosófica eres poética! Yo quiero estar siempre en el mismo ahora que tú… ¡y en el mismo aquí, por supuesto!


De entre las especulaciones de los filósofos, una de las más extrañas es la de si el tiempo existe, si es real y pasa. Platón dijo que el tiempo es solo una imagen móvil de lo que es realmente eterno. Heráclito, al contrario, parece que pensó que lo único que existe es Cronos, quien, según la mitología, va continuamente devorando a sus hijos.

También el filósofo John MacTaggart elucubró el sutil razonamiento simplificado en nuestro diálogo para demostrar que el paso del tiempo es imposible. En cambio, Henri Bergson defendió que la vida es puro tiempo, intratable matemáticamente. El tema ha dado lugar recientemente (en nuestro presente) a un debate entre filósofos “eternalistas” y “presentistas”.

Esas especulaciones han recibido un impulso a partir también de la ciencia del siglo XX. Einstein, por ejemplo, pensó que el paso del tiempo es solo una ilusión, pues todos los sucesos estarían situados eternamente en el todo espacio-temporal de cuatro dimensiones. Recientemente el físico Julian Barbour ha retomado esa idea, en su libro The end of time (El final del tiempo).

Otros filósofos, sin embargo, creen que ese tipo de problemas están mal planteados. Según Kant, el tiempo no es una característica de las cosas en sí mismas, sino nuestra manera de percibirlas: es subjetivo aunque inevitable. Y el gran filósofo Wittgenstein creía que paradojas como la de si el tiempo existe o no, se deben a que usamos incorrectamente el lenguaje. Creemos incorrectamente que el “tiempo” es un sustantivo y que se puede decir de él que “corre”.



¿Qué crees: tiene algo de especial el presente, aparte de que estás tú en él?, ¿es real el tiempo? ¿Tiene sentido esta pregunta?


Guión: Juan Antonio Negrete . Actores: Eva Romero, Gema Ortiz, María Ruíz-Funes. Víctor Bermúdez. Voces: Mónica Burgoa, Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blazquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.

Mente y cerebro.

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Crisantra.- !Hola, Primitiva! ¿Qué lees? ¿Una revista del corazón?
Primitiva.- No, del cerebro. Fíjate, han descubierto un trastorno en las neuronas que produce ideas filosóficas.
Crisantra.- Ja, hay que tener fe para creerse eso.
Primitiva.- Que sí. Y otro que provoca creencias religiosas.
Crisantra.- Jaja. O sea que ahora la filosofía y religión se tratará en las farmacias. Mira ahí viene Eremita.
Eremita.- Hola. ¿De qué habláis?
Primitiva.- De lo enferma que estás.
Eremita.- No lo sabía.
Crisantra.- Que lo de pensar tanto es una malformación del cerebro, dice esta.
Primitiva.- Eh, que lo dicen los científicos, no yo.
Eremita.- Sí, algunos tienen la idea de que las ideas son cosa de las neuronas.
Crisantra.- ¿Y no es así?
Eremita.- No sé. Otros dicen que las neuronas y las ideas son cosas muy distintas.
Primitiva.- Pero las ideas las produce el cerebro, ¿no?
Eremita. No sé. ¿Te imaginas a Brad Pitt recogiéndote en un deportivo rojo?
Crisantra.- Ay, yo sí.
Eremita. ¿Y crees que tu cerebro se pone rojo, o que le salen ruedas cuando lo imaginas? ¿O que sigue siendo gris y con forma de nuez?
Crisantra.- Mujer, gris. Pero yo veo el coche rojo. En algún lugar ha de estar.
Primitiva.- Hay sitios en el cerebro que, si te dan un golpe, flipas en colores.
Eremita.- Vais a alucinar, pero yo no creo que las cosas que creo o pienso sean cosa solo de neuronas.
Primitiva.: Pues yo sí, todo es química...
Eremita.- ¿También la química?
Crisantra.- ¿Qué dices?
Eremita.- ¿También las ideas sobre química o neuronas están hechas de química y neuronas?
Primitiva.- ¡Claro! ¿De qué si no?
Eremita.- Es muy raro. Porque las neuronas pesan y tienen su cuerpo, aunque sean muy pequeñitas.
Crisantra.- ¿Y?...
Eremita.- Y mis pensamientos no pesan. Ni siquiera cuando pienso en la gravedad.
Crisantra.- ¿Pero entonces de que están hechos los pensamientos, según tu?
Eremita.- Yo qué sé. De ideas, de verdades, de lógica... De cosas rarísimas que no se pueden ni ver.
Primitiva.- Y también de palabras.
Eremita.- Eso os iba a decir...






    ¿De qué está hecho lo que nos pasa por la cabeza? ¿Qué tipo de realidad poseen los fenómenos mentales?
    Algunos científicos y filósofos creen posible explicar nuestra vida mental en términos neurológicos. Nuestro complejo cerebro sería el lugar en el que ocurre todo lo que se nos ocurre. Pero ni siquiera fenómenos tan simples como el color o los sonidos parecen reducibles a la actividad de las neuronas. Nada enrojece en el cerebro cuando imaginamos el color rojo.

    Una tesis común admite una correlación entre los procesos cerebrales y los fenómenos mentales. Pero no es fácil explicar cómo se relacionan cosas tan distintas. ¿Cómo hace una creencia para modificar mi actividad nerviosa? ¿O cómo puede surgir la consciencia y la identidad personal a partir de millones de neuronas inconscientes?

    Algunos filósofos van más allá y afirman que algunas ideas, tal como las matemáticas, son independientes no solo del mundo, sino también del pensamiento.
    Si el mundo se extinguiera mañana, dicen, y aun cuando nadie pudiera pensarlas, las leyes de la geometría seguirían ahí...

    ¿Son las ideas que pensamos algo más que pensamiento? ¿Y es el pensamiento algo más que un avatar del cerebro? 

Guión: Víctor Bermúdez . Actores: Eva Romero, Gema Ortiz, María Ruíz-Funes. Voces: Mónica Burgoa, Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blazquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.



Ética y educación.

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Espe.- ¡Hola, chicos!, ¿qué hacéis?

Cova.- Estábamos hablando de las asignaturas y los profes que tenemos este año

Felisa.- Sí, ¡nos estamos amuermando un rato, hija!
Espe.- ¡Hay que hablar de todo, Felisa: también de cómo nos van a torturar todo el año!

Cova.- La que no sé qué pinta ahí, es la Ética.

Felisa.- Yo ni siquiera sé de qué va.

Espe.- Pues a mí me parece que puede ser muy interesante…

Cova.- ¿Sí? ¿Qué puedes aprender ahí?

Madriguero.- ¿¡Y qué aprendes en otras materias!?

Felisa.- Yo, nada, es verdad: lo que me entra por una oreja, me sale por la otra el día después del examen.

Cova.- En Matemáticas aprendes a hacer cuentas, en Lengua aprendes a hablar y escribir, se supone… ¿Qué vamos a aprender el Ética?

Espe.- Bueno, os parecerá una tontería, pero yo espero que en ella nos paremos a pensar un poco para qué sirve todo eso que aprendemos en las demás asignaturas, por ejemplo.

Felisa.- ¿¡Que para qué sirve lo que aprendemos!? Eso ya te lo digo yo: para sacarte el título y poder currar.

Madriguero.- ¡Iluso: currar! ¿Es que no ves las noticias?

Felisa.- ¿Las noticias?, ¡menudo rollo! Yo solo veo las noticias de deportes.

Madriguero.- Pues entérate: no hay trabajo, y el que hay es de esclavo.

Felisa.- ¡Claro, la pasta se la lleva la mafia que manda, los políticos, banqueros, empresarios!

Cova.- ¡Eh, Felisa, que mi padre es banquero y mi madre empresaria!

Felisa.- ¡Claro, por eso tú vas a Estados Unidos de vacaciones y yo a mi pueblo…!

Cova.- ¿¡Y qué culpa tenemos de ser ricos, si se lo ganamos justamente!?

Madriguero.- ¿¡Justamente!? Eso habría que verlo…

Espe.- ¿Veis?

Cova.- ¿Qué?

Espe.- Para eso sirve la Ética.

Cova.- ¿Para qué?

Espe.- Para que discutamos de esas cosas, de lo que es justo, de cómo deberíamos comportarnos…, y para discutirlo de buenas maneras. ¿Cuántas veces os habéis preguntado por qué hacemos todo lo que hacemos, qué sentido tiene nuestra vida…?

Felisa.- ¡Espe, la filósofa!

Madriguero.- Vale, Espe, pero mi reparo es que no creo que nadie te pueda ni deba enseñar eso: cada uno tiene sus ideas.

Felisa.- Yo creo que Madriguero tiene razón, que es cosa de cada uno. ¡Así que no tendrían que evaluarnos de eso!

Espe.- ¡Quizás tengáis razón! Pero, entonces, ¿no tenéis la sensación de que la Escuela es una gran máquina de churros, en el que tú eres la masa? ¿No están haciendo con nosotros solo trabajadores que no saben ni para qué viven, en vez de personas?

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¿Qué lugar debería ocupar la Ética en la educación y en la escuela? ¿Puede enseñarse lo bueno y lo justo, o eso es algo subjetivo y privado, o propio de cada familia?

Hay filósofos que creen que la moral es, a diferencia de la ciencia, algo subjetivo, y que no puede, por tanto, enseñarse racionalmente, aunque pueda inculcarse por imitación o condicionamiento. La escuela, añaden algunos, debería limitarse a instruir en cuestiones técnicas y científicas, y dejar a la familia ese terreno moral.

Otros filósofos, en cambio, piensan que hay cierta moral universal (por ejemplo, los Derechos Humanos), y que eso debe enseñarse. Una escuela que no tenga como fundamento la ética, no educa sino que simplemente adiestra. Como sostuvo Sócrates, nuestra principal tarea es conocernos a nosotros mismos, saber qué somos para saber qué tenemos que hacer y padecer.


¿Qué lugar crees que debería ocupar la ética en la educación? ¿y en la escuela? 


Guión: Juan Antonio Negrete. Actores: Eva Romero, Gema Ortiz, María Ruíz-Funes, Víctor Bermúdez. Voces: Mónica Burgoa, Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blazquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.




Apariencia y realidad.

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Parque de las cuevas prehistóricas de Serinya

Crisantra.- ¡Qué guay! ¡Me encanta esta excursión! ¿Qué decía el guía, Eremita?

Eremita.- Que en esta cueva vivieron los hombres primitivos durante miles de años. Y que cuando se descubrió el fuego se pasaban las noches mirando esas pinturas del fondo y contándose historias.

Primitiva.- Anda, como nosotros con la tele.

Eremita.- Shh. Aquí viene el guía. Es supersimpático.

Guía.- Hola Chicas. Qué os parecen las pinturas.

Crisantra.- Fabulosas. ¡Parecen bisontes de verdad!

Primitiva.- ¿Y qué representan esas que parecen palitos y círculos?

Guía.- Representan figuras humanas. Y aquel círculo al sol.

Crisantra.- Guau. Esta cueva era como... el mundo para ellos.

Guía.- Así es. En los largos meses de invierno apenas podían salir de aquí.

Primitiva.- Y los niños pasarían aquí sus primeros años.

Guía.- ¿Os imagináis su extrañeza cuando, al llegar el buen tiempo, salieran de la cueva?

Eremita.- Se quedarían deslumbrados al ver el sol de verdad.

Crisantra.- No se lo creerían.

Primitiva.- Les parecería como si hubieran salido de un sueño...

Guía.- Que curioso...

Eremita.- ¿El qué?

Guía.- Acabo de recordar un sueño extrañísimo que tuve hace unos días...

Crisantra, Primitiva.- ¡Cuéntalo! Por fa...

Guía.- (Con misterio) Estaba en una especie de bar, en los sótanos de un cine o un teatro, había mucha gente y estaba la radio puesta. Me puse a escucharla y retransmitían un diálogo con personajes que discutían entre ellos y, de repente...

Crisantra, Primitiva, Eremita.- ¡¡Qué!!

Guía.- Uno de esos personajes... ¡Era yo! ¡Y era también un guía! Y... Jo. Ahora me acuerdo. No puede ser. ¡¡Es imposible!!

Todas.- ¡¡Habla ya!!

Guía.- (Con mucho misterio)... Que en ese diálogo radiofónico había también unas chicas, tres creo, a las que yo les enseñaba una cueva...

Todas hablan a la vez (entre risas).- ¡Anda ya! (Crisantra) ¡Te estás quedando con nosotras! (Primitiva). ¡Estás loco! (Eremita)

Primitiva.- Pues yo casi me lo creo...

Todas.- (gritan)

Crisantra.- (con miedo)¿Qué pasa?

Eremita.- Se ha ido la luz, tranquilas.

Crisantra.- Ay, me va a dar un ataque.

Primitiva.- A mi dos...

Eremita.- Ah, ya vuelve... Oye. ¿Y el guía?

Crisantra.- Ayayay...

Guía (grita desde lejos).- !Venga chicas, hay que salir ya!


¿Es la realidad tal como la vemos y experimentamos? ¿Como sabemos que nuestra vida no es un sueño o una alucinación prolongada? ¿O que no vivimos, sin saberlo, en el decorado de un show televisivo, o entre lo sonidos de un programa de radio?

En su obra La República, el filósofo Platón ideó una alegoría para ilustrar este pensamiento. Imaginaos, decía él, unos hombres que vivieran desde niños prisioneros en una cueva, y que estuvieran atados de tal modo que solo pudieran mirar a un muro en el que constantemente se proyectaran imágenes y sonidos. ¿No serían esas imágenes y sonidos la realidad para ellos?

¿Pero qué pasaría, dice Platón, si alguno de esos cavernícolas fuese liberado, volviese la vista, y descubriese que las imágenes que antes veía no eran sino el reflejo de otras cosas situadas detrás de él y fuera de la vista de todos? ¿No creería haber vivido hasta entonces en un sueño?

Según Platón, esos cavernícolas que creen todo lo que ven son la mayoría de los hombres, y aquel que logra liberarse de lo que parecen ser las cosas es el filósofo.


¿Qué dices tú? ¿Podemos estar seguros de que el mundo es tal como lo vemos? 



Guión: Víctor Bermúdez. Actores: Eva Romero, Gema Ortiz, María Ruíz-Funes, Benito Macías. Voces: Mónica Burgoa, Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blazquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.


Legalidad y legitimidad.

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Covadonga.- ¿No repasas para el examen, Espe? ¿Te has hecho chuletas? ¡Mira que me extraña!
Espe.- No, no me he hecho chuletas. No voy a hacer el examen: no estoy de acuerdo.
Covadonga.- ¿¡Qué dices!? ¿No sabes que, si no lo haces, te suspende toda la evaluación? ¡Si, además, a ti este examen te beneficia: tú esto lo controlas…!
Profesor.- Buenos días, chicos. Bien: guardad apuntes y libros. (Breve silencio) ¿Qué pasa Espelunca, hay algún problema?
Espe.- Verás, Alberto, no voy a hacer el examen.
Profesor.- ¿Y eso? ¿Te pasa algo?
Espe.- No. Solo que… sinceramente, no estoy de acuerdo con que lo hayas puesto, así: me parece que lo has hecho de manera arbitraria, para castigar a algunos.
Profesor.- (Con tono amigable y algo irónico) ¿De manera arbitraria? ¿Tengo que pedir permiso para poner un examen?
Espe.- Creo que…
Profesor.- (interrumpiéndole, pero sin brusquedad) Recuerda que la mayoría de tus compañeros estuvieron de acuerdo.
Espe.- Lo aceptaron, sí, pero…
Profesor.- (interrumpiéndole, pero con tono siempre contenido) ¿Quién tiene la autoridad aquí?
Espe.- El poder lo tienes tú.
Felisa.- ¡Espe, anarquista! ¡Espe al poder!
Profesor.- Tú no estás de acuerdo, bien. Pero hay que respetar los procedimientos, ¿no? ¿Qué pasaría si cada uno obedeciese solo las normas que le gustan?
Espe.- No es que me guste o no… ¿Qué pasaría si todos obedeciésemos siempre al que manda? El año pasado, cuando explicaste el totalitarismo, nos dijiste que no todo poder es legítimo, y que tenemos derecho, e incluso deber, de no obedecer cualquier autoridad … Para mí fue una gran lección.
Profesor.- Bueno, Espelunca, me gusta que aprendas así. Está bien, chicos: no sé si Espe tiene razón esta vez, pero creo que su argumentación es muy respetable, así que, mientras lo pienso, lo único que se me ocurre es permitir la objeción de conciencia para aquellos de vosotros que no encuentren correcto este examen. Ya discutiremos otro día el asunto.


¿Es legítimo todo poder establecido? ¿Cuándo lo es?
Algunos filósofos creen que hay un “derecho natural”, objetivo e independiente de lo que opinen los hombres, y solo es legítimo el poder que se ajusta a él: una banda de ladrones no deja de serlo porque tenga fuerza para dominar a todos, decía san Agustín. Esta teoría justificaría la crítica al poder establecido e incluso la rebelión contra él en caso extremo, pero tiene serios problemas: ese derecho “natural” no es nada físico o natural, sino metafísico (estaría en el mundo de las ideas, o en la Mente divina según la versión teológica), y ¿qué poder real tiene algo que no es físico?; además, es subjetivo, porque parece que no todos tenemos la misma idea sobre su contenido.
Por eso, otros filósofos (los positivistas jurídicos), creen que lo legítimo no es más que lo que está establecido, es decir, lo que tiene el poder real para hacerse obedecer. Pero, entonces, ¿Hitler, por ejemplo, era un gobernante legítimo, como decían en su descargo sus subordinados durante los juicios de Nüremberg?
Hoy en día ese problema sigue plenamente vigente. Mientras que algunos ciudadanos creen que sus gobiernos no son legítimos, quienes están en el poder suelen tender a identificar legalidad con legitimidad.

¿Qué pensáis? ¿Es lo legal lo mismo que lo legítimo? ¿Existe un derecho “natural” como fuente de toda legitimidad? 

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Guión: Juan Antonio Negrete. Actores: Francisco Quirós. Eva Romero. Laura Casado. María Ruíz-Funes. Voces: Víctor Bermúdez, Mónica Burgoa. Producción: Nono Blázquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.

¿Qué es el arte?

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Crisantra.- ¿Qué? ¿Te gustan los cuadros de mi amiga Proserpina?

Petronilo.- Me gustan los canapés. Muy ricos. Pero algo pringosos. ¿Oye, tu crees que si me froto los dedos con ese cuadro de ahí tan... colorido, se notará algo?

Crisantra.- ¡Pero serás...! ¡Que son obras de arte!

Petronilo.- ¿Esto arte? Venga ya. Mi sobrino pequeño hace garabatos más finos.

Crisantra.- Vaya. ¿Y qué es arte, según tú?

Petronilo.- Qué se yo. Algo que al menos se entienda.

Crisantra.- Tampoco entiendes a la vecina ucraniana que tienes, y bien que te embobas con ella.

Petronilo.- Es que ella es muy bonita, y estos cuadros no.

Crisantra.- ¿Y por qué no te parecen bonitos?

Petronilo.- Pues porque no me gustan.

Crisantra.- ¿Pero por qué?

Petronilo.- No sé. No están bien hechos.

Crisantra.- Bueno, las sillas de tu comedor están bien hechas, y nadie diría que son una obra de arte.

Petronilo.- Ya, pero además de bien hecho, el arte tiene que emocionar, y expresar algo.

Crisantra.- Vale, una silla rota te hace sentir dolor y expresa, no sé, el paso del tiempo, por ejemplo.

Petronilo.- No mujer. El arte tiene que ser también algo nuevo, original. Sillas viejas hay muchas.

Crisantra.- Vale. Le pongo un zapato en cada pata. Ya es original y artístico, según tú.

Petronilo.- Eso es una chorrada que te acabas de inventar.

Crisantra.- Pues igual a alguien le gusta.

Petronilo.- Claro, y si le gustan los cadáveres, o quemar bosques, eso también es arte, ¿no?

Crisantra.- Mira, ahí viene mi amiga. Te la presento y le preguntamos. Hello, Proserpina. Oye, tu que eres la artista, ¿qué le dirías a este de tus cuadros para que se entere de algo?

Proserpina.- [Voz afectada, misteriosa...] ¿Decir? No hay nada que decir. Justo por eso pinto. El arte no tiene explicación. Te gusta.. o no. Voy por un poco de vino. ¿Queréis? [Se vá]

Petronilo.- Oye, no tengo ni idea de lo que es el arte, pero esta es un artista, eso seguro.

Crisantra.- Pues a mi este arte me hace pensar, me abre la mente...

Petronilo.- Pues a mi solo me abre el apetito. Me voy por otro canapé.

W. Vostell. Por qué el juicio entre Pilatos y Jesús duró solo dos minutos.


Los clásicos entendían el arte como la manifestación de lo bello. Y la bello como el efecto de cualidades objetivas presentes en la obra artística: la proporción, la armonía, y la sujeción a reglas y cánones estéticos. La obra de arte era “lo que estaba bien hecho” de acuerdo con esos cánones y reglas.

Por el contrario, gran parte del arte contemporáneo se concibe como un acto de pura creación, libre de toda regla o convencionalismo estético. El gusto carece, por tanto, de criterios objetivos y se comprende como una vivencia emotiva en la que la individualidad del artista se comunica de forma particular con cada espectador

La libertad creadora, la naturaleza cambiante de la obra de arte, la subjetividad del gusto... Todo esto hace casi imposible definir el arte actual. Para algunos esto es síntoma de la complejidad y riqueza del arte contemporáneo. Para otros significa su disolución: si todo puede ser arte, nada, en sentido estricto, lo es.


¿Qué es entonces el arte? ¿Cómo podemos distinguir una obra de arte de lo que no lo es?

Guión: Víctor Bermúdez. Actores: Francisco Quirós. Laura Casado. María Ruíz-Funes. Voces: Víctor Bermúdez, Mónica Burgoa. Producción: Nono Blázquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.

El don

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Madriguero.- ¡Hola, Cova, Espe!, ¿habéis visto a Dolores? ¿Os lo ha contado?
Cova.- No, ¿qué tiene que contar?
Madriguero.- Resulta que alguien le ha hecho un regalo (según ella, el mejor que podía imaginar), pero no sabe quién ha sido, aunque han pasado ya unos días.
Cova.- ¡Qué suerte!, ¡y qué intriga!
Espe.- Y ¿para qué quiere saberlo?
Cova.- ¿¡Que para qué!? ¡Si alguien te hace un regalo, es porque te quiere, y eso es MUY importante saberlo, querida Espe!
Espe.- ¿Tú crees?
Madriguero.- Vamos a ver: ¿se puede decir que has recibido un regalo, si no sabes quién te lo da? ¿Qué diferencia hay con que te lo encuentres, o incluso que lo robes?
Espe.- Pero, si sabes quién te lo ha dado, ¿puede seguir siendo un regalo?
Cova.- ¿¡Por qué no!? ¡Ya estás tú con tus rayadas…!
Madriguero.- Déjala, que siempre dice algo interesante.
Espe.- Me pregunto si no quedas en deuda con quien te hace un regalo. ¿Le debe algo Dolores a quien se lo haya hecho? Además, si se le hace porque la quiere, entonces quizás ya no es un regalo, sino una manera de… “comprarla”, digamos.
Madriguero.- ¿Entonces crees que no se puede hacer un regalo sin que sea interesado y comprometa? ¡Eso es interesante, ¿ves?!
Cova.- Pues yo no lo entiendo… Así que, si queréis hacerme un regalo, ya podéis empezar.
Espe.- A lo mejor solo hacemos un regalo de verdad (o sea, no un negocio), cuando se lo damos a… cualquiera, en cualquier momento, sin motivo, y hasta sin que él sepa de dónde viene…
Madriguero.- Dime una cosa, Espelunca, has sido tú, ¿verdad? Tú le has hecho ese regalo a Dolores…
Espe.- ¿Yo?, ¿por qué?
Cova.- ¡Hija!, porque no hay otra persona en mil kilómetros a la redonda que tenga esas ocurrencias.
[Se funde sonido ambiente con música de fondo]



¿Es el acto de dar, algo desinteresado, o está también el don dentro del círculo de la Economía? El antropólogo Marcel Mauss estudió la costumbre del potlatch, presente, por ejemplo, en muchas tribus de Norte América, y que consiste en que tribus rivales se hacen grandes regalos entre sí. Según Mauss, estas ceremonias servían para hacer ostentación del poder del donante y, a la vez, para obligar al receptor a devolverlo con grandes intereses.
El filósofo francés Jacques Derrida ha dicho que el Don solo escapa al círculo del Mercado si no sabemos de dónde viene ni hay siquiera huella de su origen. Otro filósofo francés, Jean-Luc Marion, dice que el Don es incluso anterior al Ser: que haya cosas es ya un don, el mayor don, y es algo sin motivo, sin causa. ¿No seríamos nosotros verdaderamente dadivosos y caritativos si “hiciésemos bien sin mirar a quién” y nuestra mano derecha no supiese lo que hace la izquierda?
Sin embargo, ¿no es cosa de tontos, dar sin tener en cuenta qué y a quién: dar, digamos, sin ton ni son?

¿Qué piensas tú? ¿Quieres regalarnos un comentario?


Guión: Juan Antonio Negrete. Actores: Francisco Quirós. Eva Romero. Laura Casado. Voces: Víctor Bermúdez. Mónica Burgoa. Producción: Nono Blázquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.

Libertad y determinismo.

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Voz en off.- Año 2150 de nuestra era

Espe.- ¿Qué eso que llevas ahí, Felisa?

Felisa.- ¿Esta máquina? Yo lo llamo mi GPS

Cova.- ¿Tan desorientada andas?

Felisa.- No lo entendéis, chicas. Esto es el último avance de la ciencia: hace continuamente un escáner de mi cerebro y de mi alrededor, y calcula lo que voy a pensar, sentir y decidir dentro de un rato, o incluso de unos días. Es como ver la película de tu vida.

Cova.- ¡Como mola! ¡A ver si me lo pasas!

Espe.- Y ¿de qué te sirve?

Felisa.- ¿¡Cómo que de qué!? Si tengo que tomar una decisión chunga (ejemplo inminente: decirle al tonto de Juan Hoyo que si quiere salir conmigo), miro este cacharro y me dice lo que voy a terminar decidiendo. Así no me como la cabeza…

Covandoga.- ¿Y no se equivoca?

Felisa.- A veces falla un poco, porque no cuenta con todos los imprevistos, pero es bastante fiable, y se va perfeccionando. ¿Queréis una demostración?

Espe.- ¿Entonces, dejas que ese trasto decida todo lo que vas hacer, tú ya no tomas decisiones?

Felisa.- ¿Yo, para qué, si ya está todo escrito?

Espe.- Y ¿no puedes cambiar de parecer, aunque solo sea para llevarle la contraria a la máquina?

Felisa.- ¡Ya cuenta ella con eso, es muy lista! Y ese es el lado malo: que muchas veces, por mirarla, me dice [voz de máquina]: “Se modifica la previsión para dentro de cinco minutos”…

Espe.- Pues yo creo que ya sé lo que me diría en cuanto que la tuviese en mis manos.

Covandoga.- ¿Qué?

Espe.- Diría: (voz de maquinita) “Usted va a tomar inmediatamente la decisión de… ¡oh, no, no: DESHACERSE DE MÍ!!!”

Covandoga.- ¡Ja, ja, ja!

Felisa.- ¿Qué pasa: no te lo crees, que funciona?

Espe.- No digo que no me lo crea. Digo que… prefiero vivir la vida, más que presenciarla.






¿Somos realmente libres, o solo ocurre que ignoramos lo que está escrito que necesariamente vamos a hacer? El sentido común, y algunos filósofos, creen que sí tomamos decisiones libremente. Pero esto es muy problemático, si se piensa un poco, porque ¿cómo una mente, o un cerebro, podría cambiar el curso natural de los acontecimientos?

Por eso, otros filósofos niegan la libertad. Antiguamente se creía más en un determinismo divino (todo lo mueven los hilos de la Parca); pero hoy es más corriente el determinismo materialista, que dice que, puesto que todos nuestros movimientos están regidos por leyes mecánicas, la libertad es una ilusión. Ni siquiera sirve de escapatoria el hecho de que la física actual no sea completamente determinista, sino probabilista, porque, ¿cómo podría colarse la libertad en esa probabilidad?

Hay, por fin, otros filósofos, llamados compatibilistas, que piensan no hay auténtica contradicción entre libertad y determinismo: sencillamente se trataría de dos niveles paralelos de sucesos. Lo que, a nivel micro-físico, sería totalmente mecánico, a nivel psicológico sucede como libre decisión. Pero ¿podemos hablar de una decisión libre si un físico podría predecir lo que va a hacer?




¿Qué piensas tú? ¿Eres libre para pensarlo?

Guión: Juan Antonio Negrete. Actores: Eva Romero, Laura Casado, María Ruíz-Funes. Voces: Víctor Bermúdez, Mónica Burgoa. Producción: Nono Blázquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Imágenes de Ryger. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.