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Tales.-
Bien, querido maestro: ya he preparado mis cosas, dentro de un
momento parto para Mileto.
Escriba.-
Como quieras, amigo Tales, no te insistiré más…
Tales.-
Quiero repetirte mi enorme agradecimiento por haberme hecho partícipe
de vuestra sabiduría, especialmente en astronomía y geometría. Los
griegos, quiero creer, siempre seremos conscientes de la deuda que
tenemos con Egipto. Sois algo así como nuestro abuelo sabio.
Escriba.-
Pero, ¿por qué, entonces, no te quedas aquí, compartiendo y
acrecentando este saber? Serías un gran maestro, por tu penetración
y tus moderadas necesidades. ¡A cuántos escribas egipcios,
ignorantes y glotones, podrías servir de ejemplo!
Tales.-
No tengo palabras para agradecer tu estima, que no merezco…
Escriba.-
¡Déjate de eso! ¿Qué te reclama en Grecia? Tú mismo nos has
contado cómo allí los sabios tienen que buscar su supervivencia
entre la incomprensión y las burlas del pueblo, rebelde y
desobediente, que cree que lo sabe todo. Estáis perdiendo el sentido
de lo divino y del poder, y cada vez más os gobiernan los
comerciantes y los aduladores.
Tales.-
Tienes razón. Con todo, maestro, prefiero volver a Grecia.
Escriba.-
¿Sabes? Creo que, por alguna extraña razón, no me explicas por
qué…
Tales.-
Aciertas. Y me doy cuenta de que, con eso, demuestro mi falta de
agradecimiento y mi doblez griega… Así que, voy a decírtelo,
aunque ello sea mi ruina.
Escriba.-
Habla sin miedo.
Tales.-
Maestro, creo que vuestra civilización, perfectamente organizada
como una colmena, con un rey nombrado por el Dios de la Luz
universal, y que repite año tras año el mismo ritual, está, en
verdad… muerta. Sois un pueblo inmóvil, como vuestros túmulos al
faraón. En cambio, los griegos somos jóvenes, y, creo yo, estamos
más vivos. Para alguien ansioso de conocimiento, es más interesante
un charco griego, tempestuoso de vida y pensamiento, que un enorme
estanque calmo.
Escriba.-
¿Pensamiento y vida en el desorden? ¡Pensamiento y vida son orden,
a imitación del Cielo!
Tales.-
Quizá el pensamiento y la vida de Ra sean así, pero no las
nuestras. Nuestro pensamiento humano crece solo a partir de la
pregunta, y nuestra vida, a partir de lo imprevisto. A vosotros no os
quedan preguntas, porque vuestros mitos son incuestionables, dictados
por un poder supremo absoluto. Y, aunque encierran, seguro, una gran
sabiduría inconsciente, me parecen como… los cuentos y las
instrucciones para los niños. Los griegos, en cambio, parecemos
destinados a pedir razones y a no aceptar autoridad. Y eso es
precisamente lo más importante…
Escriba.-
Explícate.
Tales.-
Yo quiero investigar, por mí mismo, las razones de todas las cosas
por sí mismas: no para mayor honra de los dioses o del rey, ni por
temor a ellos, sino para honra de la propia razón y por temor solo a
la ignorancia. Los griegos dialogamos en la plaza (tienes razón,
somos comerciantes…), no en la escuela, donde el maestro está
elevado en su estrado. Los griegos no podríamos tolerar a un faraón,
porque somos todos iguales.
Escriba.-
¿Con toda tu inteligencia no eres capaz de comprender que la
igualdad de los hombres es una falsedad, promovida por los que
quieren ganarse el apoyo bestial e ignorante de la masa?
Tales.-
Los hombres somos desiguales, sí, por las circunstancias de la
fortuna y la injusticia de la sociedad. Pero esa desigualdad de los
hombres debe ser combatida y puesta a prueba en el diálogo en
igualdad, y el poder debe circular entre todos, como el dinero.
Escriba.-
¿Así que crees que los griegos sois superiores a nosotros, los
egipcios?
Tales.-
Los griegos – te va a parecer absurdo –, solo creemos que somos
superiores por una cosa: porque no creemos que haya ninguna
civilización superior, sino que el Logos es único en todos los
hombres, y a él deben responder también los dioses.
Escriba.-
Tales, creo que, como dices, los griegos debéis de tener un destino
nuevo, que nosotros no sabemos entender bien ni podríamos, quizá,
soportar. Marcha, y ten toda la suerte y el amparo de los dioses.
Tales.-
Gracias, maestro. Tendré siempre presente vuestra enseñanza.
Se
dice que la filosofía nació en Grecia, y se nombra a Tales de
Mileto como el primer filósofo.
¿En
qué sentido es cierto esto? ¿Acaso las civilizaciones anteriores no
se hicieron preguntas filosóficas? ¿No fueron, los propios
filósofos griegos, conscientes de su deuda con aquellas? Tales, por
ejemplo, viajó a Egipto y Pitágoras llegó hasta la India, buscando
la sabiduría que atesoraban esas culturas.
Pese
a todo, es difícil negar que Grecia supuso una revolución en el
pensamiento. No existe, en las civilizaciones anteriores, la figura
de un filósofo, es decir, de alguien que especula racionalmente
sobre el origen y esencia de todas las cosas.
Antes
de Grecia, las preguntas y respuestas filosóficas están
inextricablemente unidas a los mitos, y gestionadas por las clases
sacerdotales y los profetas. Hemos querido reflejar este cambio
mediante este diálogo ficticio entre Tales de Mileto y un escriba
egipcio.
¿Qué
crees? ¿Puede decirse que, mientras no existe pensamiento autónomo,
la humanidad se encuentra en un estadio “infantil”? ¿O quizás
es nuestra visión etnocéntrica la que es incapaz de apreciar otras
formas de sabiduría?
Guión: Juan Antonio Negrete. Actores: Jonathan González y Víctor Bermúdez. Voces: Inmaculada Morillo y Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blázquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Dibujos: Marién Sauceda. Idea original y dirección: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.
Buenas Noches
ResponderEliminarCreería que mientras no existe pensamiento autónomo "consciente" la humanidad se encuentra es en un estadio adolescente
Y también creo que gracias a esa visión egocéntrica no es que no se pueda apreciar otras formas de sabiduría, simplemente quien tiene ego no es sabio en mi concepto.
Gracias por la atención :)
Muchas gracias por tu comentario, María Weaver. Dices dos cosas:
Eliminarprimero, que crees que es "adolescente" la humanidad quien aún no tiene pensamiento autónomo "consciente". ¿No será la adolescencia precisamente el momento o el tiempo en el que estalla esa autonomía y consciencia (y habría que llamar quizás "infancia" a lo anterior)? Los propios griegos se veían como adolescentes...
Dices, después, que quien tiene "ego" no es sabio, según tu pensamiento. ¿Quieres decir que el yo no existe, o algo menos "fuerte"?
¡Un cordial saludo!