Heráclito.

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Sin hacer caso de las gentes, que dicen que es un loco soberbio y huraño, un día subí hasta la cabaña del viejo Heráclito, el filósofo solitario que, según cuentan, se alimenta de raíces y dice cosas incomprensibles. Lo encontré jugando a las tabas con unos niños. Me detuve a unos pasos de ellos y, al notar mi presencia, el viejo se volvió:
-(seco) ¿Qué te trae hasta aquí? ¿Sabes el juego de las tabas?
-Sí, pero vengo a otra cosa.
-¿A qué vienes?
-A conocer tu sabiduría.
-¿Sabiduría? (irónico) Si sabes jugar a las tabas ya tienes toda la sabiduría. (silencio) Vete, no tengo nada que enseñarte. En la ciudad hay muchos maestros, pueden hacerte un ciudadano rico y respetado.
-Ya los conozco. Ahora quiero saber qué dices tú, al que ellos toman por loco.
-Hazles caso. Lo que tengo que decir es enemigo de la normalidad. O piénsalo tú mismo, como he hecho yo: estudiarme a mí mismo.
-Creía que los que han pensado algo profundo, aman a las personas, y están dispuestos a hablar con ellos si los ven deseosos de comprender…
Entonces él se me quedó mirando, con una mezcla de curiosidad y cierta satisfacción, y con un tono más dulce me dijo:
-¿Sabes digerir raíces?
-Son muy amargas.
-Y por eso mismo son lo más dulce.
-Sí, querría ir a las raíces: son las que sujetan el árbol.
-Porque están ocultas a la vista. Los más sólo creen en lo que se ve, e ignoran la luz oculta. Viven en sueños, son propiamente idiotas.
-¿Cuál es nuestra idiotez?
-La idiotez es vivir en un mundo propio y no conocer el mundo común. Hay una única Razón. Ella es un fuego vivo, que todo lo crea y todo lo devora, y que huele a diferentes cosas según las hierbas que consume.
-¿Y qué dice esa Razón única?
-Las gentes, encerradas en su sueño, creen que lo blanco es blanco y lo negro es negro; que lo vivo es vivo y lo muerto, muerto; lo sagrado, sagrado, y lo profano, profano; lo bueno, bueno, y lo malo, malo.
-Eso creen todos, sí.
-Sin embargo, lo blanco se oscurece y lo negro blanquea; lo vivo muere y lo muerto nace a la vida; lo sagrado se profana y lo profano se consagra; lo bueno hace el mal y lo malo se hace bueno. Esto no les llama la atención.
-¿Por qué tendría que llamarnos la atención que la misma cosa permanezca a través de los cambios?
-No es sólo eso: es que una cosa es la misma gracias a que cambia, como un medicamento, que si no lo agitas se descompone. La guerra es la madre de todo.
-Sin invierno no hay primavera, sin dolor no se aprecia la felicidad.
-Es más, lo uno es exactamente lo mismo que lo otro.
-Eso es mucho más difícil de comprender.
- Por no comprender eso somos mortales. Aunque hasta en las vidas de los más simples se experimenta alguna vez: por ejemplo, cuando llegan a sentir que una felicidad desbordante no se distingue de la mayor tristeza; o que quien más te cuida es tu mayor tirano; o que lo más luminoso, ciega, y la mayor oscuridad, brilla. Por eso la mayor sabiduría es la mayor locura, mientras que los ignorantes corrientes son los cuerdos.
-Al sentido común le cuesta seguir a esa Razón de la que hablas.
-¿Ves estas tabas? Los adultos lo llaman un juego. Lo que ellos hacen es lo real: su política y sus guerras, sus negocios y sus pérdidas, sus hijos y sus enemigos… En verdad, todo eso es tan juego como las tabas. Los hombres dicen buscar el sentido de la vida, la solución al misterio de la muerte, pero luego se olvidan de eso, y se dedican a sobrevivir y reproducirse, generación tras generación. El sentido de las cosas está ahí mismo, en cada uno de ellos. Lo encontrarán cuando vean la vida como muerte y la muerte como vida.
-¿Crees que merece la pena decirles algo tan desesperanzador?
-Sólo es desesperanzador para el que no sabe qué es vivir. En lo que llaman vida no hay más que un continuo morir, instante a instante, para repetirse su nada. En la muerte alcanzamos la indistinción y nos convertimos otra vez en el Zeus y Fuego y Razón única: despertamos. Pero los hombres quieren aferrarse a su sueño. Aprende de esto, del juego. El reino es de un niño.

Esa fue mi primera conversación con Heráclito de Éfeso, el filósofo “oscuro”, como le llaman los más. Después he subido varias veces hasta su choza. Con el tiempo, he aprendido todos los secretos de las tabas, y se jugar sin pensar, y entonces lo comprendo todo. O eso me parece.




Hemos recreado este diálogo a partir de algunos de los fragmentos que conservamos de Heráclito de Éfeso, filósofo del s. V a. c. Él fue el primer filósofo occidental que defendió la extraña idea de la identidad de los contrarios, a lo que se llama Dialéctica. Puede encontrarse este pensamiento en otras tradiciones: por ejemplo, en el Taoísmo chino y en la filosofía hindú.

¿Qué crees: son en el fondo los contrarios lo mismo, o esto es solo una locura?


Guión: Juan Antonio Negrete . Actores: Jonathan González y Víctor Bermúdez..Voces: Chus García Fernández. Producción: Antonio Blazquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Dibujos: Marién Sauceda. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.

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