Filosofía y ciencia.

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Felisa.- ¿Qué optativa vais a cogeros? ¡Bueno, de Espe ya lo sé!
Cova.- Ella Historia de la Filosofía, claro.
Espe.- ¡Soy transparente como el agua de la fuente!
Cova.- Bueno: eso… y que nos lo repites todos los días…
Felisa.- Y Madriguero irá detrás… ¿verdad?
Madriguero.- Pues… esto…: no lo tengo decidido…
Cova.- ¡Con lo filósofo que eres tú!
Madriguero.- A ver: a mí me gusta todo lo que sea espíritu crítico, es verdad… pero hay cosas de la filosofía que no me atraen. Lo siento, Espe…
Espe.- ¿Sentirlo? ¡No lo sientas! ¡Pocos somos los elegidos! (ríe) Pero, ¿cuáles son esas cosas que te separan del verdadero camino, hermano Madriguero?
Madriguero.- ¿Respuesta corta?: todo lo que está superado por la ciencia, y todo lo que es oscurantismo… que es la mayoría. Platón y su rollo de que existe otro mundo, Descartes y la mente volando por ahí, sin el cuerpo, y cosas así. Menos Nietzsche y pocos más…
Cova.- Pues a mí esas cosas me parecen interesantes.
Madriguero.- Claro, Cova, porque tú eres creyente. Pero a mí me gusta la ciencia, no la superstición.
Espe.- ¿Tú crees que todas las preguntas que tienen sentido las responde la ciencia?
Madriguero.- Por supuesto, o las responde ella o no tienen respuesta. Y te digo sinceramente que me sorprende que tú lo dudes.
Espe.- ¿La ciencia nos puede decir qué es bello, qué es justo, o qué sentido tiene nuestra vida?
Madriguero.- En un sentido sí, y en otro no. Nos dice qué es bueno para nuestra supervivencia, y por qué nos gusta esto o lo otro: ¿te acuerdas del documental de los pájaros?
Espe.- ¿El que nos puso el profe de filosofía en Ética?
Madriguero.- Sí, ese: a las hembras les gustaba el baile del macho porque demostraba que estaba sano y podía tener buena prole… Pero, claro, en otro sentido esas preguntas que dices, no tienen respuesta, simplemente porque no tratan de cosas que existen, sino de nuestros gustos.
Espe.- Eso dicen algunos filósofos, sí.
Madriguero.- Los sensatos, o sea, los que se apoyan en lo que podemos ver y comprobar, y no se inventan consuelos como hace la religión.
Cova.- ¡Madriguero, no te metas tanto con quienes no somos tan materialistas! ¡Que sepas que muchos científicos no piensan como tú!
Madriguero.- Bueno, cada uno tiene sus manías…
Espe.- No es eso, Madriguero: me parece que no eres tan crítico como piensas. Das por resuelto el problema sin haberte parado a pensarlas.
Madriguero.- No hay que darle muchas vueltas a lo que está más claro que el agua… de la fuente.
Espelunca.- (tras un breve silencio de reflexión) ¿Sabes…? Me convencerás cuando me des una demostración científica de todo eso que has dicho.
Madriguero.- No te entiendo, ¿qué es exactamente lo que quieres que se te demuestre?
Espelunca.- Quiero que me demuestres científicamente que todo lo que se puede demostrar se tiene que demostrar científicamente.
Felisa.- ¡Espe y sus trabalenguas! ¡Eso sí que se les da bien a los filósofos!
Madriguero.- ¡Sí, te cambian una verdad por un acertijo!
Espelunca.- Pues tú no hagas lo mismo: tienes hasta el próximo lunes para demostrarme científicamente que lo que dicen Platón y Descartes no tiene sentido. Si no, te tendrás que matricular conmigo en Historia de la Filosofía.
Madriguero.- ¡De todas formas saldré ganando! (Ríen)



El positivismo o cientificismo es la teoría que dice que todas las preguntas que tienen sentido y posible respuesta son las que tratan de algo que se puede comprobar empírica o sensiblemente (viéndolo, tocándolo…), de modo que las preguntas metafísicas (o sea, las que tratan de cosas no físicas) serían absurdas. Paradójicamente, el positivismo no es una teoría que pueda probarse empíricamente, es decir, no puede ser verificada ni desmentida por ningún hecho, pues, al contrario, intenta establecer, a priori, qué debe considerarse como conocimiento correcto. Por ello, según muchos filósofos, el positivismo o cientificismo cae en contradicción consigo mismo. Una prueba más de que no es una teoría científica es que los científicos no la comparten unánimemente, es decir, ni mucho menos todos piensan que cuanto desborda a la ciencia carece de sentido.

Uno de los mayores ataques que ha sufrido la filosofía es el del positivismo o cientificismo. Se trata de un ataque que está en consonancia con el pragmatismo y la adoración de lo tecnológico propio de las sociedades modernas. Sin embargo, como hemos visto, es un ataque desde dentro, que solo podría destruir a la filosofía destruyéndose a sí mismo. Desde hace unas décadas, la mayoría de los filósofos, sobre todo en el mundo anglosajón de la filosofía llamada analítica, han abandonado el positivismo, al menos en su forma más cruda.

¿Qué piensas: todas las cuestiones que tienen sentido pertenecen a la ciencia?

Guión: Juan Antonio Negrete . Actores: Jonathan González,  Eva Romero, María Ruíz-Funes, Laura Casado. Voces: Chus García, Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blazquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Dibujos: Marién Sauceda. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.

2 comentarios:

  1. Según entiendo, habría una forma de comprobar los supuestos ontológicos de la ciencia, en algunos casos, al menos en la fisica, la forma de probarlo es la lógica interna en la que se sustentan sus formulas, por eso sabemos que son verdaderas. Luego esas construcciones teóricas, se ven reflejadas en hechos predichos, seria la prueba experimental. Ahora bien, eso no significa que eso que han probado experimentalmente sea la verdadera o unica realidad, seguro que hay muchas más y la metafisica va tres pasos por delante de la fisica, pero no veo por qué no habrían de cimplementarse en una danza de conocimiento. El problema está en que el ateo mecanicista tiene una visión reducida, que además intenta imponer a los demás, lo que resulta bastante molesto, ciertamente, a la hora de argumentar

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    1. Estimado Juan:

      planteas una cuestión muy interesante y difícil. Efectivamente, como dices, hay ciertas cuestiones ontológicas que podrían falsarse experimentalmente. Y entiendes que eso podría pasar con todas, al cabo del desarrollo de la ciencia natural. Sin embargo, hay cuestiones, auténticamente ontológicas o metafísicas que, a mi parecer, son infalsables o insometibles al tribunal de la experiencia por principio. Las hay en la matemática, pues, aunque la física puede preferir el día de mañana una construcción matemática a otra (una geometría no euclídea,por ejemplo) lo que no podría hacer es afectar a la validez de las construcciones matemáticas en sí mismas. Y las hay, seguramente, en ontología, pues hay cuestiones que sencillamente desbordan el criterio empírico. Por ejemplo, el debate filosófico entre realismo y antirrealismo (¿es real lo que vemos, o es una construcción mental?) me parece de ese tipo:ninguna observación podría dirimirlo por principio, puesto que la "hipótesis" irrealista afecta a todas las experiencias posibles. De modo que solo podría dirimirse mediante argumentos puramente a priori. Lo mismo podría decirse de otros problemas, que son los más propios de la ontología, todos esos que tratan acerca de -como dicen los filósofos- lo que es propio de todos los mundos posibles, y respecto de los cuales, pues, lo que pasa en solo "este" mundo no puede ser determinante. Con todo, esta es una cuestión muy discutible, y es posible que tengas toda la razón en que la diferencia es de grado...

      Un cordial saludo,
      Juan Antonio Negrete

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