Dios, o lo Absoluto.

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Petronilo.- ¡Impresionante! Nunca había visto la catedral así.
Eremita.- Es jueves santo, un día muy especial para los cristianos.
Petronilo.- Aunque más impresionante aún es que me hayas traído aquí. No creí que te interesara tanto la religión.
Eremita.- ¿Por qué no? Nada de lo humano me es ajeno. Y lo sobrehumano menos.
Petronilo.- ¿Crees que todo esto es algo más que un enorme invento de los hombres?
Eremita.- Tal vez lo sea. Pero la gente no inventa cosas sin alguna razón.
Petronilo.- Bueno, la razón está clara. La religión es el opio del pueblo, decía no sé quien.
Eremita.- Tal vez. Pero hay algo más. Si no, no podría ser un opio tan poderoso.
Petronilo.- ¿Qué quieres decir? No me vas a decir que tú, con lo sensata que eres, crees en Dios.
Eremita.- Depende de lo que entiendas por Dios. Y por sensatez.
Petronilo.- ¿Te parece sensato creer que ese señor que aparece pintado en ese cuadro de allí creó el mundo de la nada?
Eremita.- ¿Y a tí, te parece sensato creer que el universo y tú y yo estemos aquí porque sí, sin razón ninguna?
Petronilo.- Mujer, eso lo explica la ciencia. El Big bang, la evolución, ya sabes.
Eremita.- No sé. La ciencia explica cómo ocurren las cosas, incluso cómo se originan. Pero no explica la razón de que existan, ni aquello para lo que existen. ¿Te has preguntado estas cosas alguna vez?
Petronilo.- Bueno. Desde que te conozco me hago muchas preguntas.
Eremita.- ¿No te alucina que exista... todo... el mundo entero, quiero decir, el universo, con sus leyes, sus colores, sus estrellas... Y con nosotros dentro, haciéndonos estas preguntas tan raras?
Petronilo.- Es un misterio, tienes razón.
Eremita.- No es "un" misterio. Es "el Misterio". Cuando pienso mucho en eso no me salen ni las palabras. Es... es increíble.
Petronilo.- ¿Y que exista un Dios que lo ha hecho todo te parece menos increíble?
Eremita.- (Sumida en sus pensamientos, como para sí) Pienso que tiene que haber algo que resuelva ese misterio, llámalo como quieras, "la Razón de todo", por ejemplo. Pero, eso sí, no podría ser como nada de lo que conocemos... y, a la vez, serlo todo... Sería algo tan, tan por encima de tí y de mi y de las cosas... pero al mismo tiempo tan presente en ellas... (Sale de ese estado de meditación) Oye, no me hagas mucho caso. Igual tengo el día místico.
Petronilo.- Es imposible no hacerte caso, con esta música y este rayito de luz que te da en la cara... Además, sabes... (con verguenza de enamorado) que te tengo en un altar...
Eremita.- ¡Anda, zalamero! ¿Y luego dices que no eres religioso?
Petronilo.- Oye, vamos a la puerta, que se oye música y están por ahí Primitiva y Crisantra.
Eremita.- Vale. Debe ser la procesión. [Se oye música de procesión, cada vez más cerca]
Petronilo.- (A gritos) ¡Eh, Primitiva, Crisantra!
Todos:- ¡¡Ssshhh!! 
Crisantra.- Hola.
Petronilo.- Hola.
Primitiva.- ¡Calláos!
Petronilo.- ¿Pero a tí te gusta esto, Primi?
Primitiva.- (Exageradamente emocionada y molesta) ¡Que te calles ya, hombre!
Petronilo.- (a Eremita, extrañado por la conducta de Primitiva): ¿Y esta? (refiriéndose a Primitiva).
Eremita.- Ah... (con misterio) ¡Misterio!... Anda, dame la mano. Y calla.




¿Por qué hay ser, y no más bien nada? --clamaba el filósofo Leibniz-- ¿Por qué existen las cosas y por qué son como son? El asombro ante el misterio de la realidad es lo que conduce al hombre a la filosofía, decía Aristóteles. La pregunta por la razón o el principio de todo parece inevitable. Ninguna conciencia humana puede salvarse de esta pregunta ¿Pero es posible darle respuesta?

La religión y la filosofía parecen representar, a este respecto, dos caminos distintos. Para la religión, la respuesta, Dios, se toma como dato, y es fundamentalmente un asunto de fe. En la filosofía, la noción de Dios adquiere un carácter más abstracto y racional, y está permanentemente sujeta a discusion. Así, si bien la mayoría de los grandes filósofos han asumido posiciones teistas, la nómina de filósofos agnósticos, o ateos, ha ido acrecéntadose en los dos últimos siglos.

Tradicionalmente, la idea de la existencia de Dios, esto es, de una entidad perfecta y trascendente al mundo, entendida como principio y finalidad de todo lo que existe, se ha sostenido en orden a dos tipos distintos de argumento.

Desde una perspectiva puramente lógica, y tal como rezaba el polémico argumento de Anselmo de Canterbury, resultaría inconsistente concebir a un ser absoluto que careciera de existencia. Si no existiera, no podría ser concebido como absoluto. Así, al concepto de Dios le correspondería la propiedad de la existencia, del mismo modo que al de triángulo tener tres lados.

El argumento anterior fue pretendidamente refutado por otros filósofos que, no obstante, volvían a afirmar la existencia de Dios a partir de otros argumentos, cabe decir, más empíricos. Dado que el mundo se nos da a la experiencia como una serie finita de sucesos causalmente encadenados, ¿no deberíamos suponer una causa primera de todo, una causa incausada y, como tal, estática y perfecta? Filósofos contemporáneos como Whitehead han actualizado este tipo de argumentos. Si el mundo tiene una razón para ser, y para ser como es, esta razón o principio no puede ser un elemento más del mundo, sino algo, cabe decir, que lo configura y origina "desde fuera"; algo, en otras palabras, "trascendente".

Frente a estas posiciones teistas, el más conocido filósofo ateo, Jean Paul Sartre, afirmaba que puestos a elegir entre Dios y el absurdo, la única opción racional era admitir el absurdo, la nada. El mundo y la existencia humana carecerían, así, absolutamente de sentido. Para otros pensadores, la razón del mundo es inmanente al propio mundo, y se agota en lo que puede explicar la ciencia, por lo que se podría prescindir perfectamente de la noción de Dios. Ahora bien, ¿podría un universo contingente, tal como el que describe la ciencia, ser la razón de su propia existencia? ¿Podría, la misma ciencia, explicar la necesidad y trascendencia que se presupone a las propias leyes científicas? ¿Podría ser el orden cósmico fruto del azar y la nada?

¿Qué opinas? ¿Podríamos explicar satisfactoriamente el mundo sin acudir a la idea de un Dios o Absoluto como origen y razón de todo? ¿Es más razonable ser ateo que ser creyente? 


Guión: Víctor Bermúdez . Actores: Jonathan González,  Eva Romero, María Ruíz-Funes, Laura Casado. Voces: Chus García, Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blazquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Dibujos: Marién Sauceda. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.

12 comentarios:

  1. Borrad si os llega duplicado (o más), algo raro pasa con el envío :-(

    Antes de responder a preguntas de segundo nivel sería necesario demostrar que algún dios existe y, si se demuestra, si es alguno de los que se adoran hoy o no y cuáles son sus cualidades. Sin esa base, todo son juegos de palabras.
    Aún así, hacen ustedes dos preguntas. Una es ¿podríamos explicar satisfactoriamente el mundo sin acudir a la idea de un Dios o Absoluto como origen y razón de todo? Mi opinión es que hoy no, aunque estams en ello ya que la ciencia es muy joven y aún así los progresos en la comprensión del mundo han sido espectaculares (y por supuesto ha dado respuestas infinitamente mejores que las religiones). Por otra parte, el problema de su pregunta es que es falsa: suponer un dios (Yahveh, Baal o Luonnotar o cualquier otro) no explica el mundo, como mucho es una hipótesis y las hipótesis no tienen capacidad explicativa per se, son propuestas que es necesario demostrar.
    La otra pregunta que hacen es ¿es más razonable ser ateo que creyente? Mi respuesta es ¿qué importancia tiene que sea o no más razonable? La "razonabilidad" (con perdón) no es un argumento de verdad o falsedad. La física cuántica es mucho menos razonable que la física convencional pero sus modelos de la realidad son enormemente más exactos. Lo importante es quién tiene razón en su creencia o su no creencia en dioses. Si hubiera alguna prueba para creer, sería razonable creer, Mientras no la haya, parece más razonable no creer. Pero eso no da la razón a nadie.
    Saludos

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    1. Muchas gracias por su comentario y sus inteligentes observaciones. Intento responderle.
      Las hipótesis teistas en filosofía no suponen necesariamente un dios particular sino más bien una entidad trascendente o, por así decir "externa" al mundo físico que describe la ciencia, que dé razón de la existencia de ese mundo. El problema que da lugar a esa hipótesis es, entre otro, el de cómo podría un mundo aparentemente contingente (cuya existencia no parece probada como algo necesario) justificarse a si mismo. Dicho de otro modo: si el mundo podría ser tanto como no ser, ¿por qué es? ¿Es el azar una hipótesis racionalmente aceptable?
      En cuanto a la otra cuestión, creo que plantea usted un conflicto típico en filosofía: el del criterio de verdad. La física, en efecto, supone criterios que no se atienen únicamente a la "razonabilidad", sino también, como ud. refiere, a la exactitud de las predicciones, esto es, a la experiencia. Ahora bien, desde otro punto de vista, podríamos decir más "racionalista" que "empirista", la verdad es función de la consistencia lógica de una teoría o tesis. En este sentido, la cuestión que planteábamos se podría reformular así: ¿es más consistente lógicamente una tesis teista que otra que niegue lo divino o trascendente a la hora de explicar la existencia del mundo? Naturalmente, esta cuestión carece de sentido para alguien que adopte a priori una filosofía del conocimiento de corte empirista. ¿Pero es esta última suposición algo inevitable? La propia validez del empirismo es, también, un problema filosófico.
      Un cordial saludo.

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  2. Bueno, siguiendo con la cuestión, tu primera pregunta puede formularse de otra forma ¿hay alguna necesidad de justificar que el universo exista? ¿tiene sentido la pregunta "cuál es el sentido del unverso"? Creo que son preguntas que, bien analizadas, no tienen sentido aparente. Que el universo existe nos lo dice la experiencia (descarto escuelas filosóficas extravagantes). Cómo se originó o cuál ha sido su evolución son cuestiones que tal vez acabe respondiendo la física pero la razón de que exista (justificación) sólo tiene dos respuestas: no hay un por qué (no tiene por que haberlo) o sí hay un por qué. Si somos honrados debemos reconocer que no tenemos ni idea de si hay no hay ni, en el caso de que haya, cuál es. E insisto en que un dios, sea concreto o no, no explica nada hasta que no se demuestre su existencia y su intervención en el asunto.
    Haces otra pregunta interesante ¿es el azar una hipótesis racionalmente aceptable? Bueno, lo primero es que el azar no es exactamente la alternativa a una hipótesis teísta. La física tiene regularidades asombrosamente precisas y el azar (tal vez deberíamos definir ese término) interviene más bien poco en nuestro mundo macroscópico. Lo segundo es que la pregunta, de nuevo, está formulada con un poco de trampa: "racionalmente aceptable" no es algo en lo que pensemos cuando proponemos una hipótesis; simplemente se comprueba y se refuta. Einstein no encontró "racionalmente aceptable" la incertidumbre asociada a la interpretación cuántica de la física pero eso no le dió la razón, de hecho, se equivocó. La "aceptabilidad" la da el resultado de la prueba de contraste, no argumentos lógicos a priori (sigo)

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  3. Nota: donde dije "se comprueba y se refuta" debería haber dicho "se comprueba o se refuta".
    Dice "la verdad es función de la consistencia lógica de una teoría o tesis" y creo que eso no es cuerto salvo dentro de un sistema absolutamente formal como es la matemática. De todas formas, la ciencia no busca la verdad (¿qué es eso?) si no comprender el mundo, que es otra cosa.
    Yendo a la últtima pregunta ¿es el empirismo el unico enfoque posible para avanzar en el conocimiento? Bueno, yo sustituiría la palabra "empirismo" por "positivismo" y le contestaría que si no es la única, es la que mejor y más sólidamente nos ha dado conocimiento sobre el funcionamiento del mundo. La observación del mundo, el reconocimiento de regularidades en los fenómenos, la formulación de posibles explicaciones, la propuesta de hipótesis, su comprobación, la acumulación de conocimiento que lleva a la formulación de teorías (científicas), es la única forma que conozco de avanzar sobre la ignorancia. ¿Hay debate sobre la validez de este sistema? Sinceramente, no sé donde puede darse ese debate vistos los resultados desde Newton (que, por cierto, era creyente pero no usó ese convencimiento para construir su gigantesca obra) hasta el presente.
    ¿Qué aporta un dios a todo esto? Sinceramente, creo que nada pero estoy dispuesto a aceptar lo contrario si hay alguna evidencia de ello.
    Buenas noches, saludos cordiales.

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  4. Gracias de nuevo por tus comentarios. Intento responder a algunas de tus observaciones.

    En efecto, y como indicas, algunas corrientes filosóficas (no solo contemporáneas), entre ellas el positivismo, han teorizado sobre la ausencia de sentido de las cuestiones metafísicas. Sería interesante, desde luego, discutir este punto, pero por ser breve replicaré que la pregunta metafísica por la razón de ser de lo real sí mantiene su sentido para muchos otros filósofos y escuelas (incluso para algunos, por irnos al otro extremo, es la única cuestión realmente relevante). El hecho de que no hayamos encontrado una respuesta firme (ideas o hipótesis si que hay) a esta cuestión es insuficiente para calificarlas de “sin sentido”. En otro plano, muchas cuestiones científicas se mantienen abiertas pese a que su resolución parece improbable o excesivamente compleja, y no por ello se califican como “sin sentidos”. Se podría aducir que las preguntas metafísicas carecen de sentido por principio (son meros errores en el uso del lenguaje, por ejemplo), o desde un punto de vista metodológico (no admiten tratamiento empírico o científico), pero estas suposiciones, clásicas en el positivismo, no carecen de críticas (ni, como digo, de implicaciones metafísicas muy discutibles). De hecho, la filosofía positivista ha sido puesta en cuestión repetidas veces y prácticamente abandonada por sus propios defensores y herederos a lo largo de la segunda mitad del siglo pasado (de entrada, por no responder, ella misma, a sus propios criterios de verificabilidad).

    La cuestión del azar es, en efecto compleja. En el texto se hace referencia no al papel del azar en la descripción de los procesos físicos, sino en referencia a la justificación de la realidad como un todo.

    En cuanto al criterio de aceptabilidad científica de las teorías he de insistir en que es un problema muy controvertido en la filosofía, especialmente en la filosofía de la ciencia, pero también entre los propios científicos. El propio Heisenberg, unos de los padres del indeterminismo en física, era especialmente crítico con el positivismo y muy consciente de los límites de su teoría (y, en general, de las verdades científicas). De otro lado, muchos filósofos han intentado reducir la noción de “verdad”, incluso eliminarla, pero esto es, de nuevo, muy controvertido. Cualquier criterio de aceptabilidad o de “comprensión de la realidad” implica, de forma más o menos explícita, una teoría de la verdad. Parece absurdo pretender que una teoría es más aceptable o explica mejor los datos sin asumir que se corresponde más objetivamente con lo que (previamente suponemos que) es la realidad. En sus últimos “estertores”, la filosofía positivista, por ejemplo en Quine y en sus discípulos, abogó por un criterio puramente pragmático pero, de nuevo, la eficacia predictiva de una teoría implica una “correspondencia” entre la estructura teórica y la realidad objetiva (que se supone, a su vez, reflejada en enunciados observacionales).

    En cualquier caso, y aun entendiendo sus objeciones, creo que la discusión exige distinguir, al menos, dos planos: el propio a la ciencia, para el cual la discusión en torno a la validez de los métodos o criterios de verificabilidad o aceptabilidad solo tiene un alcance relativo, en cuanto se aceptan, a priori, ciertos presupuestos ontológicos y epistemológicos (cuyo cuestionamiento no puede ser, en efecto, más que una “extravagancia”), y el propio a la filosofía, cuyo ámbito de investigación implica cuestionar esos mismos presupuestos ontológicos y epistemicos desde una perspectiva estrictamente lógica o racional (por “extravagante” que esto parezca desde el “sentido común” o de la visión, cabe decir, “estándar” de lo que es el mundo y de cómo debemos conocerlo propia de una determinada época).

    Un cordial saludo.

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  5. Bueno, podemos ir terminando si te parece, creo que hemos expuesto bastante bien nuestros puntos de vista. Solo disculparme porque mi "cultura filosófica", especialmente de la filosofía de la ciencia es muy limitada porque tras interesarme bastante sobre el asunto acabé decidiendo que no merecía la pena seguir leyendo teorías que realmente eran muy pobres a la hora de describir (y no digamos explicar) la práctica y la dinámica de la ciencia real. También comentar que, como persona interesada por la ciencia (a fin de cuentas vivo de ello y soy vocacional) tengo una convicción simple: la ciencia es la herramienta que se ha mostrado más sólida a la hora de entender el mundo y, por el momento, no incluye seres, entidades o lo que sea "externos" al mundo físico, algo que no tenemos evidencia alguna de que exista. Estoy dispuesto a cambiar esa convicción cuando vea motivos para hacerlo. Pero bueno, nos hemos ido poco a poco de vuestras preguntas iniciales y no quiero abusar de vuestra amabilidad monopolizando estos comentarios. Me reservo, con vuestro permiso, la posibilidad de intervenir en otros. Saludos cordiales.

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  7. Interesantísimo debate intelectual. Siempre he respetado por igual a científicos y filósofos:al fin y al cabo, todos estamos en el mismo barco, el barco del Conocimiento. He pasado un rato muy agradable y provechoso) leyéndoos .

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  8. Pues a mi me parece triste que la ciencia sea el único método de conocimiento del mundo. En mi interior, no sé si soy al único que le ocurre esto, ni en que escuela filosófica se engloba, siento una sensación de absoluto asombro ante la propia vida, la subjetividad, vamos. Más allá de que yo no sea nada en el fondo o de que yo prácticamente no exista comparado con todas las cosas importantes y grandiosas del mundo, tales como los climas, universos, paises y demás abstracciones grupales, pienso en el concepto de infinito, pienso en el antes del universo, pienso en ¿y si existiese un modo de pensar y conocer, saber, o una definición única de ese saber, que no tuviese nada que ver con como pensamos y vemos y sentimos en la tierra?. Y no sé, por más que trato de ser ateo, de pensar en un universo que se creó a si mismo, termino sintiendo una extraña sensación de incompletitud, de desconexión, locura, algo parecido a un extraño infierno y esa sensación no me cuadra con el mundo que veo. No soy capaz de comprender la idea de un universo así. Por eso al final, adoro a Leibzniz tiene razón esa es la pregunta más grande e increible que jamás hará un científico. La ciencia nos ayudará a comprender el mundo, pero en su versión de destripar el mecanismo que da encanto a la vida, a veces, siento que se pasan de la raya. La ciencia ea deailusionante, fria, pragmatica, mecánica, intocable, y eso la convierte en algo ajeno a lo más sagrado de la humanidad, la conexión. Creo que al final la ciencia también nace como un apéndice de un mundo que a medida que avanza va perdiendo su conexión con la natiraleza de nuestro ser más allá de nuestro cerebro. La ciencia, me refiero a su versión mecanicista, únicamente. Las otras siguen teniendo mucho encanto.

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    1. Muchas gracias por tu reflexión, Juan. Comparto esa visión de la ciencia como saber estrecho y desilusionante. Aunque yo no creo que la ciencia elimine ningún misterio o encanto importante; como también intuyes tu, la ciencia -- tal como la concebimos hoy - no tiene verdadera capacidad para ello. Un cordial saludo.

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