Don Quijote, la locura y la muerte

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Antonia Q.- ¿Qué recuerdas más a menudo, Sancho, de mi tío Alonso?
Sancho.- Tantas cosas recuerdo de mi señor don Quijote que no daría abasto recordándolas. Muchas veces me he recordado de aquellos tan breves días de su muerte, esto es, cuando recuperó el juicio.
Antonia Q.- ¡Pobre!, ¡no tuvo tiempo de desandar sus locuras, como él quería…!
Sancho.- Mejor así: ese fue el último don que nos dejó, por lo menos a mí, según solo he sabido ver con el lento correr del tiempo desde que partió de entre los que nos llamamos vivos.
Antonia Q.- ¿Qué dices, Sancho amigo: de qué don hablas?
Sancho.- Recuerdo… -y en aquellas horas y en aquellos días no caí en ello-, recuerdo las palabras del señor cura, apenas le hubo confesado, que salió diciendo: “verdaderamente se muere y verdaderamente está cuerdo Alonso Quijano el Bueno”. Y esa es la verdad, que fue lo mismo en él volver a la cordura y morir. Y, querida Antonia, maravíllome yo mismo de que, aun sabiéndome no nacido para filosofías, haya alcanzado a comprender que no otra cosa es lo que nos quiso enseñar sin decirlo: que la cordura es muerte y que la vida es locura.
Antonia Q.- En él al menos así fue. Y también yo sentí algo semejante, y me causó gran escalofrío verte hablarle de que si Dulcinea ya estaba desencantada, o que si os fuerais juntos de pastores, y todo ese tu loco querer que él siguiese loco.
Sancho.- Mientras conservó él su noble locura, tuve yo algo por lo que ejercitar mi rústica cordura. Y hasta me enseñó un poquito a ser santamente loco… Verle, luego, hablar con seso y ver un espectro fue todo una y la misma cosa… Como si al mundo le hubieran borrado sus colores.
Antonia Q.- ¡En verdad se ve que tu señor don Quijote inspira fuertemente tu imaginación! ¡Así le lloramos! Cuando a mí me aconsejó que no casara con quien se hubiese dado a la lectura de libros de caballería vínoseme un doble sentimiento: que me dejaba vida desesperanzada, el uno; pero el otro, que no volvería a haber sano loco como él.
Sancho.- ¿Tómame por loco, Antonia amiga, por lo que pienso?
Antonia Q.- ¡Así lo quisieras tú, Sancho! (sonríe) Dime, ¿qué piensas?
Sancho.- Pienso que acaso este mundo no es más que una novela, escrita por algún sabio como Cide Hamete Benengeli, y que nosotros, tú y yo, pero también cuantos han leído y lean las hazañas de tu tío, somos personajes dibujados por su pluma con más o menos detalle…, y que no estamos aquí sino para servir de ocasión a que mi señor don Quijote tenga ocasión de iluminar el relato con su lucidez. Y pienso esto -dirételo antes de que me lo preguntes-, porque paréceme que este mundo nuestro no tiene sentido desde que nadie sabe ver doncellas prisioneras, pobres esclavizados y gentes bajo todo tipo de encantamientos.
Antonia Q.- No blasfemes, Sancho.
Sancho.- No es blasfemia. Al mismo Cide Hamete le he leído que “él supo obrar y yo escribir”.
Antonia Q.- Te comprendo. Como si nos hubiésemos quedado sin oficio. ¿Y si los muertos somos nosotros?
Sancho.- Eso mismo es lo que quería decirte. Y así don Quijote, cuando acabó sus aventuras, se volvió cuerdo para poder morir.


Se celebra el cuarto aniversario de la muerte de Cervantes, si es que los genios mueren de verdad.
Cervantes supo imaginar a uno de los personajes más impresionantes de la literatura universal, además de narrarlo magistralmente: el hidalgo manchego, que enloqueció con la lectura de libros de caballería y salió, acompañado del fiel Sancho Panza y enamorado de la sin par Dulcinea, a deshacer entuertos en un mundo que solo él logró ver poblado de gigantes y malvados brujos.
Pero el mundo en que vivió Cervantes ya estaba desencantado y en él reinaba una cordura que hacía tiempo había desesperado de cambiar las cosas.
¿Es esa la tragedia del idealista: que solo él, en su locura, ve a quienes sufren y a quienes hacen sufrir, y cree que puede lucharse contra ello, mientras los demás se ríen sardónicamente de él?
¿Está más vivo o más muerto el loco? ¿Y si la cordura o sensatez no es más que estar muerto, como quizá vino a decir don Quijote cuando recuperó el juicio para morir?

¿Qué piensas tú?


Guión: Juan Antonio Negrete . Actores: Jonathan González, Eva Romero. Voces: Chus García, Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blazquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Dibujos: Marién Sauceda. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.

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