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Felisa.-
Pues si no viene, no va a ser igual.
Covadonga.-
¡Ya!, pero yo la entiendo: ¡hacían tan buena pareja, parecía que
se querían tanto…!
Felisa.-
Si no digo que no, pero hay que pasar página. O se lo perdona o a
otra cosa: ¡un clavo saca otro clavo!
Madriguero.-
Vamos a ver, me pregunto yo: ¿por qué le da tanta importancia?
Simplemente se ha acostado con otra, no ha dejado de quererla a ella.
Covadonga.-
¿¡Qué dices!? ¿¡Cómo la va a querer, si es capaz de hacer eso!?
Madriguero.-
Muy sencillo: no hay que confundir sexo con amor. Además, ¿quién
ha dicho que el amor es como las guindas, de dos en dos? En otras
sociedades no es así: un hombre puede tener varias esposas, o una
mujer varios esposos, o las dos cosas. ¿No os acordáis de aquel
video que vimos en Ética, de aquella tribu del Amazonas?
Covadonga.-
¡Sí, sí!, pero tú, Madriguero, en cuanto ves a Espelunca hablando
con alguien te pones nervioso como una pantera. ¡Y eso que ni
siquiera sois pareja! ¿Eh, Espe? ¿Qué te parece lo que dice tu
pretendiente?
Espelunca.-
¡Uf, es un tema al que le doy muchas vueltas!
Covadonga.-
Pues está bastante claro: simplemente hazle caso a tus sentimientos,
y verás que si quieres a alguien es imposible siquiera pensar en
otro.
Espelunca.-
Sí, si ya sé que sentimos eso… Pero ¿no os suena egoísta, y
posesivo? ¿Y si es solo, como dicen algunos, que nos lo han enseñado
así desde pequeños? Lo mismo que el pudor, por ejemplo.
Madriguero.-
Con el pudor, lo veo claro, Espe. En cambio, con lo otro…
Felisa.-
Lo que es egoísta es pensar en tu placer y hacer daño al otro.
Espelunca.-
Pero ¿por qué nos hace daño que nos compartan…? Imaginad una
sociedad donde tuvieran la costumbre de no tener más que un hijo, y
se viese muy mal tener un segundo: a los padres que se saltasen la
tradición se les acusaría de traicionar al primer hijo, se vería
bien sus celos, y los propios padres se sentirían mal… Pero ¿sería
una buena tradición? ¿No podemos amar a varias personas a la vez?
Covadonga.-
En este tipo de amor, no, Espe. Solo puedes querer a uno de verdad.
Madriguero.-
Sí, pero ¿por qué? Suena feo, pero… ¿no será porque las
relaciones amorosas están dirigidas por nuestro instinto de
procreación, o algo así?
Espelunca.-
¿Qué tendría que ver? ¿No podríamos compartir hijos e hijas,
compañeras y compañeros?
Covadonga.-
¡Jo, Espe! ¿De verdad tú serías capaz de estar con varios a la
vez, quiero decir queriéndolos?
Espelunca.-
No lo sé. Me gustaría no estar atada a una forma de amar quizá
solo porque así está establecido. No sé si mis sentimientos son
libres. No me desagrada la idea de un amor sin posesión…
Madriguero.-
Creo que lo dices para provocar, Espe…
Felisa.-
¡Sí, a ti por lo menos te está provocando:… sarpullidos!
En nuestra sociedad,
oficialmente monogámica, otros tipos de relaciones provocan rechazo
social y los celos de la pareja. ¿Es esto algo natural? Y, lo sea o
no ¿es algo bueno, más moral que otras alternativas?
Aunque hoy la
monogamia está hoy muy extendida por el mundo, ni es única ni fue
siempre lo más común: sin ir más lejos, los hebreos del Antiguo
Testamento eran polígamos (pero solo el varón podía tener varias
esposas) y siempre han existido sociedades poliándricas y
poligínicas.
Muchos filósofos
han argumentado a favor de la monogamia. Tomás de Aquino, por
ejemplo, cree que la monogamia se basa en la presunta necesidad del
varón de identificar su descendencia genética, y en la virtud de
que los esposos sean amigos y se traten con reciprocidad, de modo que
si la mujer no puede de ningún modo ser promiscua, el varón tampoco
debe serlo.
Kant dio una
explicación más cruda: según él, el matrimonio es un contrato
para el mutuo uso de los miembros sexuales de una persona del otro
sexo. Si uno (se entiende, el varón) tuviese más de una pareja,
produciría un agravio a la otra parte contratante.
Hegel, más
romántico, cree que solo el amor de uno por uno colma la fuerte
espiritualidad del amor. De otro lado, según algunas explicaciones
de tipo científico, la monogamia sería un buen sistema para la
cría prolongada que requiere el ser humano.
En cambio, Platón
sostuvo que los guardianes del Estado debían compartir compañeros e
hijos. Y también Marx y Engels predicaron la abolición de la
familia.
Existe un movimiento
reciente, llamado Poliamor, que defiende que las relaciones amorosas,
dentro de la igualdad y con el conocimiento y consentimiento de todos
los implicados, son más morales que la institución tradicional,
porque son menos egoístas y posesivas.
¿Qué crees tu: es
la monogamia el modo más natural o más ético de relación amorosa?
¿Por qué? ¿Son naturales y buenos los celos, o son una muestra de
egoísmo y posesión?
Guión: Juan Antonio Negrete . Actores: Jonathan González, Eva Romero, María Ruíz-Funes, Laura Casado. Voces: Chus García, Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blazquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Dibujos: Marién Sauceda. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.
Gracias, sol cerda
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