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Crisantra.-
¿Qué? ¿Te gustan los cuadros de mi amiga Proserpina?
Petronilo.-
Me gustan los canapés. Muy ricos. Pero algo pringosos. ¿Oye, tu
crees que si me froto los dedos con ese cuadro de ahí tan...
colorido, se notará algo?
Crisantra.-
¡Pero serás...! ¡Que son obras de arte!
Petronilo.-
¿Esto arte? Venga ya. Mi sobrino pequeño hace garabatos más finos.
Crisantra.-
Vaya. ¿Y qué es arte, según tú?
Petronilo.-
Qué se yo. Algo que al menos se entienda.
Crisantra.-
Tampoco entiendes a la vecina ucraniana que tienes, y bien que te
embobas con ella.
Petronilo.-
Es que ella es muy bonita, y estos cuadros no.
Crisantra.-
¿Y por qué no te parecen bonitos?
Petronilo.-
Pues porque no me gustan.
Crisantra.-
¿Pero por qué?
Petronilo.-
No sé. No están bien hechos.
Crisantra.-
Bueno, las sillas de tu comedor están bien hechas, y nadie diría
que son una obra de arte.
Petronilo.-
Ya, pero además de bien hecho, el arte tiene que emocionar, y
expresar algo.
Crisantra.-
Vale, una silla rota te hace sentir dolor y expresa, no sé, el paso
del tiempo, por ejemplo.
Petronilo.-
No mujer. El arte tiene que ser también algo nuevo, original. Sillas
viejas hay muchas.
Crisantra.-
Vale. Le pongo un zapato en cada pata. Ya es original y artístico,
según tú.
Petronilo.-
Eso es una chorrada que te acabas de inventar.
Crisantra.-
Pues igual a alguien le gusta.
Petronilo.-
Claro, y si le gustan los cadáveres, o quemar bosques, eso también
es arte, ¿no?
Crisantra.-
Mira, ahí viene mi amiga. Te la presento y le preguntamos. Hello,
Proserpina. Oye, tu que eres la artista, ¿qué le dirías a este de
tus cuadros para que se entere de algo?
Proserpina.-
[Voz afectada, misteriosa...] ¿Decir? No hay nada que decir. Justo
por eso pinto. El arte no tiene explicación. Te gusta.. o no. Voy
por un poco de vino. ¿Queréis? [Se vá]
Petronilo.-
Oye, no tengo ni idea de lo que es el arte, pero esta es un artista,
eso seguro.
Crisantra.-
Pues a mi este arte me hace pensar, me abre la mente...
Petronilo.-
Pues a mi solo me abre el apetito. Me voy por otro canapé.
W. Vostell. Por qué el juicio entre Pilatos y Jesús duró solo dos minutos. |
Los
clásicos entendían el arte como la manifestación de lo bello. Y la
bello como el efecto de cualidades objetivas presentes en la obra
artística: la proporción, la armonía, y la sujeción a reglas y
cánones estéticos. La obra de arte era “lo que estaba bien hecho”
de acuerdo con esos cánones y reglas.
Por
el contrario, gran parte del arte contemporáneo se concibe como un
acto de pura creación, libre de toda regla o convencionalismo
estético. El gusto carece, por tanto, de criterios objetivos y se
comprende como una vivencia emotiva en la que la individualidad del
artista se comunica de forma particular con cada espectador
La
libertad creadora, la naturaleza cambiante de la obra de arte, la
subjetividad del gusto... Todo esto hace casi imposible definir el
arte actual. Para algunos esto es síntoma de la complejidad y
riqueza del arte contemporáneo. Para otros significa su disolución:
si todo puede ser arte, nada, en sentido estricto, lo es.
¿Qué
es entonces el arte? ¿Cómo podemos distinguir una obra de arte de lo que no
lo es?
Guión: Víctor Bermúdez. Actores: Francisco Quirós. Laura Casado. María Ruíz-Funes. Voces: Víctor Bermúdez, Mónica Burgoa. Producción: Nono Blázquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.
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