La ciencia.


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Primitiva.- Oye, estás segura de que esto de la guija funciona con perros.
Crisantra.- ¡Y dale! ¡Qué ya te digo que sí! Mi prima, la cubana, me lo ha explicado todo. Venga, invócalo tú otra vez, que eras su dueña.
Primitiva.- (Con voz tenebrosa) Pluuutooón, ¿estáaas ahí? ¡Mira que hueso te he traído! Ladra para manifestarte... [Silencio. De repente suena el timbre de la puerta, con gran susto de Primitiva y Crisantra].
Primitiva y Crisantra: ¡¡¡Ahhhh!!!
Primitiva.- Ay, ve a abrir.
Crisantra.- Ni hablar, yo no me muevo, ve tú.
Primitiva.- (Yendo a abrir) ¡Menuda bruja estás hecha! Deben ser Eremita y Petronilo [Ruido de pasos] (Entran Eremita y Petronilo).
Eremita.- ¡Pero bueno, qué hacéis aquí medio a oscuras¡ ¿Y ese vaso?
Crisantra.- La Primi, que echaba mucho de menos a su perro, y...
Primitiva.- ¡Esta que invoca a los espíritus! O eso dice ella, que llevamos aquí dos horas y no se ha aparecido ni una mísera pulga.
Petronilo.- Jajajaja... ¡Tiene narices! ¿Y este es el trabajo de ciencias tan difícil que teníais que hacer?
Crisantra.- ¿Qué pasa? ¡Esto también es una ciencia! Es parapsicología.
Petronilo.- Eso. Para ir al psicólogo estáis las dos.
Eremita.- ¿Pero vosotras creéis en esto?
Crisantra.- Oye, de verdad, que funciona. Yo he visto a mi prima invocar a un abuelo suyo, y te juro que el vaso se movía...
Primitiva.- A mi me hecho una vez las cartas y me dejó flipada. Sabía cosas de mi que no sabía ni yo.
Petronilo.- Sí, sabía que te lo crees todo, Primitiva.
Crisantra.- Nos lo creemos porque lo vemos, listo. Y porque todo lo que dice que va a pasar pasa.
Petronilo.- Pero eso no es ninguna ciencia, Crisantra. Los espíritus esos no se ven, y solo los oyes tú.
Crisantra.- Yo, y más gente. Además, la ciencia cree en muchas cosas que no se pueden ver. ¿O tú has visto alguna vez a la gravedad y cosas de esas dando tumbos por ahí?
Primitiva.- O los agujeros negros, o la materia oculta.
Petronilo.- Oscura, la materia oscura.
Primitiva.- Pues eso. ¿Cómo vas a verla si es oscura?
Petronilo.- Eso está demostrado matemáticamente que existe. Y los espíritus de los muertos, no.
Crisantra.- ¿Y qué? ¿Es que todo tiene que ser matemático? Además, yo tampoco veo a las matemáticas por ninguna parte. ¿Cómo vas a ver a los números, por ejemplo, si son infinitos?
Petronilo.- ¡No tienes ni idea de matemáticas! Además, las matemáticas son ideas, y las ideas no se ven. Pero se entienden, son lógicas. Y adivinar el futuro en una bola de cristal, pues no.
Eremita.- Es cierto, los científicos también predicen el futuro, pero usando la razón.
Petronilo. - Y lo demuestran con experimentos, con datos que cualquiera puede comprobar, y no solo los aprendices de brujo.
Primitiva.- Igual nosotras tenemos los sentidos más desarrollados, como los perros.
[De repente suena un aullido de perro, ladridos, etc.]
Primitiva y Crisantra.- (gritan de miedo): ¡¡¡Ahhhh!!
Petronilo.- (fingiendo entereza): ¿Qué pasa? Será el perro de los vecinos.
Crisantra.- ¡¡Los vecinos no tienen perro!! Ay. Ese es Plutón, Primi.
Petronilo.- (con un poco de miedo) Bueno, oye. Yo me voy, que tengo que acabar el trabajo. Ahí os quedáis con vuestros espectros.
Eremita.- (con sorna). ¿Te acompaño al portal, Petronilo?
Primitiva.- (muerta de miedo) O...oye, y si mejor te quedas y estudiamos todos juntos
[Se oye otra vez al perro]


¿Qué es y qué no es ciencia? Hasta los años 60 del pasado siglo, los filósofos de la ciencia parecían contar con un criterio claro de demarcación. La ciencia fundaba su objetividad en la observación rigurosa y en la precisión de los modelos matemáticos que usaban los científicos para explicar el mundo. Desde entonces, esta concepción de la ciencia ha sufrido sucesivas crisis.

En primer lugar, se puso en cuestión la pretendida objetividad de los datos. Los experimentos no muestran el mundo tal como es, sino tal como lo interpreta el científico en función de conocimientos e intereses previos. En segundo lugar, se demostró que las teorías científicas, aun con todo su aparato matemático, carecían de una estructura lógica definible, además de asumir términos imposibles de demostrar, y a los que había que considerar como axiomas.

A la vez, filósofos como T.S Kuhn, y muchos otros, revelaron que el conocimiento científico obedecía a construcciones históricas en las que el papel de las creencias sobre el mundo, los valores, o el lenguaje, además de las prácticas e intereses de la comunidad científica, constituían elementos determinantes. Según Kuhn, más que descubrir el mundo, pareciera que la ciencia lo construyera y reconstruyera de distinto modo en cada época.

En los últimos decenios se ha insistido en el componente social de la ciencia. Las teorías científicas, y la legitimidad de la que gozan, serían, en gran parte, un producto ideológico ligado a creencias e intereses sociales o políticos. De otro lado, decidir qué es y no es ciencia parece haberse reducido a criterios puramente pragmáticos. De aquí la afirmación de filósofos como Quine, para quien la telepatía o la videncia tendrían que ser calificadas de ciencias en el hipotético caso de que sus predicciones tuvieran el mismo éxito que las de la física o la biología. En el extremo, pensadores como P. Feyerabend han defendido que en ciencia “todo vale”, apostando por un pluralismo metodológico sin restricciones previas, con tal de que contribuyese a explorar hipótesis nuevas. Ahora bien, pese a todos estas consideraciones, la mayoría de los científicos y filósofos siguen confiando en la verificabilidad (o falsabilidad) experimental como el criterio más fiable para determinar lo que es y no es ciencia.

¿Qué pensáis? ¿Tiene el mismo valor el saber del médico o el físico, que el del curandero o el espiritista? ¿Por qué?

Guión: Víctor Bermúdez . Actores: Jonathan González,  Eva Romero, María Ruíz-Funes, Gema Ortiz. Voces: Chus García, Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blazquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Dibujos: Marién Sauceda. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.


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