El método socrático

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Profesora.- Buenos días, chicos. Hoy la clase va a ser un poco diferente: no voy a soltaros un rollo, como decís vosotros, sino que voy a haceros algunas preguntas.
Cova.- ¿Entonces esta clase no entra en la evaluación?
Profesora.- ¿Tú crees que debería entrar? Pero no me contestes todavía, déjalo para el final, ¿os parece bien? Vale, pues ahí va la pregunta que quería plantearos: ¿creéis que se puede enseñar algo, por ejemplo, matemáticas, o nuestra propia materia, filosofía, solo mediante preguntas?
Madriguero.- ¿Quieres decir que el profesor, o sea, tú, solo hagas preguntas?
Profesora.- Exacto. ¿Qué creéis: os podría enseñar así?
Cova.- No, porque, si no sabemos nada del tema, ¿cómo te vamos a contestar?
Madriguero.- Bueno, podríamos darte nuestra opinión, sobre algunas cosas…
Cova.- Pero ¿cómo vamos a opinar de lo que no sabemos?
Profesora.- Pongamos que os pregunto, por ejemplo, si se puede enseñar filosofía a los niños, a los de seis, siete u ocho años… ¿Qué decís?
Cova.- A esa edad todavía no tienen capacidad para eso.
Madriguero.- Pues yo creo que sí. Claro, no podrías explicársela como a nosotros, pero podrías adaptársela…
Profesora.- ¿Por qué lo crees?
Madriguero.- Los niños también se hacen preguntas, y se plantean si algo es justo o no…
Cova.- Sí, pero dicen lo que dicen sus padres.
Madriguero.- No tiene por qué.
Profesora.- ¿Cómo es eso?
Madriguero.- Porque ellos tienen su propia capacidad de pensar, no se creen cualquier cosa…
Profesora.- ¿Piensas que no se les podría engañar: por ejemplo, enseñarles mal las matemáticas?
Cova.- ¡Claro que se les podría engañar! Se les engaña a todas horas.
Madriguero.- Si no se dan cuenta del engaño, sí. Pero alguno podría darse cuenta.
Cova.- ¿Cómo, si no sabe nada?
Profesora.- ¿Quieres decir algo así como que tenemos conocimientos innatos, o sea, desde que nacemos, y que no hace falta que nos los enseñen, sino que nos ayuden a descubrirlos?
Madriguero.- ¡Sí, eso es!
Profesora.- ¿Estás de acuerdo, Covadonga?
Cova.- No lo sé, tengo que pensarlo…
Madriguero.- ¿¡Ves!?, lo quieres pensar tú sola… o sea, que sí que crees que lo llevas dentro.
Profesora.- ¿Es lo mismo que te enseñen matemáticas -por ejemplo, que hay infinitos números primos-, que te enseñen historia, -por ejemplo, que la revolución francesa ocurrió en 1789-?
Madriguero.- No entiendo la pregunta.
Profesora.- Quiero decir que si pensáis que en una sí os podrían engañar.
Madriguero.- No, solo te pueden engañar en historia, hasta que veas tú las pruebas históricas… En matemáticas, si un niño es muy inteligente, puede darse cuenta enseguida.
Cova.- ¿Por qué no te pueden engañar en las dos? Yo sigo sin verlo. Si nos hubieran dicho que el tres era el cuatro, nos lo hubiéramos creído.
Madriguero.- Pero solo te habrían engañado con los nombres. No te pueden enseñar bien los nombres y luego enseñarte que el cuatro es impar.
Profesora.- Muy bien, chicos. ¿Habéis visto lo que hemos estado haciendo?
Espelunca.- Sí: te las has arreglado para dar toda la clase haciendo solo preguntas, y que contestásemos nosotros.
Madriguero.- ¡Y así es mucho mejor!
Cova.- ¿Pero se pueden enseñar así todas las asignaturas?
Madriguero.- La verdad es que sería muy lento… Pero la gente que descubrió cada cosa debió hacerlo así.
Cova.- Ya, pero Sofía sabe hacer las preguntas para que contestemos lo que ella quiere. Es como que nos estaba manipulando.
Profesora.- ¿Os estaba manipulando? ¿No erais vosotros los que teníais la última palabra, para contestar lo que os parecía?
Espelunca.- ¿Sofía, por qué no pruebas a dar todas las clases así?




El método socrático, en educación, consiste esencialmente en conducir el proceso de enseñanza-aprendizaje mediante preguntas, intentando que sea el alumno quien descubra por sí mismo las respuestas. Así es como Sócrates dialogaba con sus amigos: les hacía las preguntas adecuadas para que ellos sacasen de sí las respuestas, y después sometía a cada respuesta, a un escrutinio incisivo, también mediante preguntas. Siempre era el interlocutor quien afirmaba o negaba.

Actualmente, algunas escuelas pedagógicas creen que el método socrático es el más adecuado para educar, porque convierte en protagonista activo a quien aprende. Este método se basa en la convicción de que, de alguna manera, la capacidad de descubrir las cosas está en cada uno desde siempre. Es decir, la mente no sería algo así como una hoja en blanco en la que el maestro o profesor introduce o escribe las enseñanzas, sino que nuestra mente tendría innata la capacidad de descubrir la verdad mediante la simple reflexión, eso sí, haciéndose las preguntas adecuadas.

La psicología de la segunda mitad del siglo XX ha ido progresivamente rechazando la teoría de que la mente es una tabula rasa, y aceptando la existencia de capacidades cognitivas innatas. El psicólogo suizo Jean Piaget [yan piayet] demostró experimentalmente que el aprendizaje es un proceso en el que quien aprende tiene un papel muy activo, que se va modificando según la edad.


¿Qué creéis: puede llevarse a cabo la educación solo mediante preguntas? ¿Sirve para todas las asignaturas, o solo para algunas?

Guión: Juan Antonio Negrete . Actores: Chus García, Jonathan González, Laura Casado, Eva Romero. Voces: Chus García, Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blazquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Dibujos: Marién Sauceda. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.




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