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Madriguero.- ¿¡Qué,
Covadonga!, hoy te ha debido de encantar la clase de filosofía, no?
Covandoga.- Bueno…
Felisa (casi
interrumpiendo).- ¿Por qué? ¿Qué me he perdido?
Madriguero.- ¡Es
verdad, que a esa hora es cuando te has marchado al médico! Pues
Víctor nos ha explicado un argumento de un tal San Anselmo, que
pretende demostrar que Dios existe.
Espelunca.- Sí, ha
sido muy interesante.
Madriguero.-
¿¡Interesante!? ¿Ves?: esas son las cosas por las que la Filosofía
está tan pasada. ¡Hasta el propio Víctor apenas podía disimular
la sonrisa!
Espelunca.- A mí no
me ha parecido eso: me ha dado la impresión de que él mismo estaba
extrañado del argumento mientras lo explicaba… extrañado en el
buen sentido.
Felisa.- Bueno, pero
¿de qué iba? O mejor: ¿lo va a preguntar y evaluar?
Madriguero.- No
creo. Pues mira, es muy sencillo: Dios tiene que existir porque es un
ser perfecto, y si no existiese no sería perfecto. ¡tachánnn! ¿Qué
te parece? O sea, que, por las mismas, mis vacaciones en Suecia
tienen que existir, porque tengo pensado que sean perfectas. Y, por
supuesto, el plato de tallarines a la carbonara perfecto, existe,
porque es perfecto. Concretamente, es el que hace mi abuela…
(sonríen)
Felisa.- (con voz de
incredulidad).- ¿Eso habéis hecho hoy en clase? ¡Qué rayadas se
marcan los filósofos!... ¡Y al Víctor le gustan, en eso tiene
razón Espelunca!
Espelunca.- Pues a
mí me ha dejado pensando. Es que, Madriguero, no has contado lo que
podría contestarte Anselmo: no son lo mismo unas vacaciones
perfectas o un plato a la carbonara perfecto que un ser totalmente
perfecto. Si digo que esas vacaciones no existen no me contradigo,
porque el que sean perfectas como vacaciones no significa que sean
perfectas en todos los sentidos. En cambio…
Madriguero.-
(interrumpiendo)… en cambio solo porque yo tenga una idea de un ser
supuestamente perfecto (¡que a saber qué significa eso!), o sea,
que solo porque yo me invente esa idea, tiene que existir. ¡Esa es
la definición del timo!
Espelunca.- A mí me
ha recordado al Principito, cuando dice que el cordero tenía que
existir porque era bello.
Madriguero.-
¡Exacto, es como los cuentos de hadas!
Espelunca.- Pues
tomadme por loca, pero yo a veces pienso, como el Principito, que lo
que es bello tiene que existir.
Madriguero.-
(burlón) ¡Claro, y lo malo no tendría que existir, porque es malo!
Eso es lo que me decía mi amigo imaginario… De todas maneras
¡ojala tengas razón, porque eso significa… que yo soy inmortal!
¡Y tú, por supuesto! (con tono meloso) ¡Y los dos! (ríen las
otras) Bueno, Covadonga, no me has contestado: a ti te ha debido de
chiflar ese (con tono de entrecomillar) “argumento”…
Covadonga.- La
verdad es que ni lo he entendido. Pero yo no necesito ningún
argumento para creer, porque tengo fe. Y no creo que quien no tenga
fe vaya a creer porque en clase de filosofía o donde sea le cuenten
un argumento.
Madriguero.- ¡Tú
tienes tu propia versión del argumento, Cova: puesto que yo creo,
existe!
Espelunca.- Es lo
mismo que te pasa a ti, Madriguero, con las cosas que tú crees.
Una de las piezas
más interesantes de la filosofía es el llamado “argumento
ontológico” de san Anselmo, según el cual, un ser mayor que sea
tal que no podamos pensar en otro mayor o más perfecto, tiene que
existir por necesidad, porque si pensamos que ese ser sumamente
perfecto no existe, nos estamos contradiciendo, ya que existir es una
perfección, así que estaríamos diciendo, en realidad, que el ser
sumamente perfecto no es sumamente perfecto.
Muchos filósofos y
teólogos lo consideran una falacia: del simple hecho de que yo tenga
una idea en mi mente no se deduce que eso exista. Sin embargo,
también muy importantes filósofos (tales como Descartes, Leibniz,
Hegel o Alvin Plantinga, creen que ese argumento es o puede
ser válido, si lo pensamos con cuidado.
Preguntémonos: si
no es suficiente con tener una idea en mi cabeza para deducir que eso
existe, ¿qué más hace falta? Desde luego, podemos decir que hace
falta poder comprobarlo con nuestros ojos. Pero ¿acaso no podemos
dudar, con Descartes, de si todo lo que creemos ver no está solo en
nuestra cabeza, como están los sueños?
¿Qué piensas tú?
¿Es válido el argumento ontológico de San Anselmo?...
Guión: Juan Antonio Negrete . Actores: Jonathan González, Eva Romero, Laura Casado, María Ruíz-Funes. Voces: Chus García, Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blazquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Dibujos: Marién Sauceda. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.
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