Crisantra.- Ay, que ilu. Este verano nos vamos de
campamento.
Pri.- Qué suerte. ¿Y a dónde vais?
Cr..- Vamos a un pueblo abandonado que tenemos que
ayudar a reconstruir.
Pri.- ¿Tú, Crisantra, haciendo de albañil?
Crisantra.- Y muchas más cosas. Tenemos que hacerlo
todo nosotros. Habrá agricultores, carpinteros, cocineros,
periodistas... Ah, y un alcalde, y tendrá que hacer las leyes del
pueblo y todo.
Eremita.- ¡Anda, qué interesante!
Pe.- Oye, Crisantra, y si tú fueras la alcaldesa qué
harías.
Pri.- !Buah, si fuera yo! ¡¡Fiesta todo el día!! Y
que cada uno haga lo que quiera.
Cr.- ¡Si hombre! Si cada uno hiciera lo que quisiera,
sería como una jauría de perros.
Pri.- Anda, esta. ¿Y por qué una jauría de perros? La
gente es mucho mejor de lo que tú crees, Crisantra.
Pe.- Cris tiene razón. Si alguien no pone orden la
gente se desmanda. Imagina, Primitiva, habría peleas por todo: que
si yo quiero esta casa que es más grande, que si esta bicicleta la
uso solo yo, que si esta huerta es mía...
Eremita.- ¿Y por qué, Petronilo? Yo creo que la gente
puede comprender que es mejor compartir las bicicletas y las casas...
Pe.- Anda ya, Eremita. Si, por ejemplo, tú o tu grupo
ha estado cortando leña toda la mañana, la querrán solo para
ellos. Eso es normal. Y si lo comparten es porque les obligan.
Eremita.- O porque entienden que les sobra la leña, o
que no hay más leña que la suya, y que los demás tienen derecho a
no morir de frío.
Pe.- No, no la comparten, Eremita. En todo caso la
venden, o la cambian por otra cosa.
Primitiva.- Ya, ¿y si no tienen dinero ni cosas que
cambiar, les dejas morir?
Crisantra.- De eso nada. Yo, como alcaldesa tuya que
soy, te expropio la leña que no necesites.
Pe.- ¡Eso es una injusticia! La leña la he cortado yo.
Crisantra.- Y el bosque es de todos, y en mi pueblo
nadie se muere de frío porque a ti te dé por pasarte las mañanas
cortando un árbol tras otro.
Primitiva.- ¡Muy bien, Cris! Así se habla.
Pe.- ¡¡Pero esta tía va a ser una tirana!! ¿No os
dais cuenta?
Primitiva.- De tirana, nada. Hace lo que es justo.
Pe.- ¿Y eso quién lo dice? Hará lo que es justo para
ella.
Eremita.- Y para todos, Petronilo. Todos tenemos el
mismo derecho a no pasar frío.
Pe.- Y por eso me robáis la leña que he logrado con mi
trabajo.
Primitiva.- Eso del robo y la propiedad habrá que
discutirlo.
Pe.- ¿Qué discusión? La he conseguido yo, y,
naturalmente, es mía.
Eremita.- Pues a mi lo que me parece natural, y además
muy razonable, es repartir la leña entre los que la necesitan.
Crisantra.- Esto lo arreglo yo ahora mismo: “Ordeno y
decreto que la leña...”
Eremita.- ¡Para, Cris! Estoy hay que arreglarlo
hablando.
¿Crees que el hombre es egoísta por naturaleza? ¿Qué
cada uno va a lo suyo? ¿Qué la solidaridad es cosa de héroes o de
santos? ¿Crees que si nos dejaran abandonados en una isla desierta,
con pocos recursos, nos lanzaríamos a una guerra de todos contra
todos?
No hay ninguna evidencia de que el hombre sea un ser
egoísta por naturaleza, como tampoco la hay de lo contrario, sin
embargo, hemos asumido esta idea como una idea incuestionable y eso
nos ha llevado a pensar que los comportamientos egoístas y violentos
son comportamientos normales; vaya, lo único que cabe esperar en
según qué circunstancias.
Los pensadores liberales han contribuido notablemente a
la divulgación de esta tesis y nos han convencido, incluso, de que
se trata de una tesis científicamente contrastada. El liberalismo ha
tenido tanto éxito entre nosotros que nos hemos apresurado a montar
Estados defensivos, cuya prioridad es, fundamentalmente, la de evitar
la eventual agresión de los otros. Para el liberalismo somos
individuos aislados permanentemente en lucha por la supervivencia y
la misión del Estado es la de arbitrar esa lucha, marcar las reglas
del juego para evitar tanto las arbitrariedad como la destrucción
mutua.
Hay sin embargo otra forma de verlo. Dado que no tenemos
evidencias acerca de la naturaleza humana, ¿qué crees que pasaría
si partiéramos de otro presupuesto? ¿Y si pensáramos, por ejemplo,
que el hombre es bueno y generoso por naturaleza y que si no se
comporta como tal es porque nos hemos organizado mal? Porque
la riqueza no se ha distribuido de forma igualitaria, porque
hay ricos que se apropian de los pocos recursos que tenemos, porque
solo algunos pueden tomar decisiones frente a una mayoría excluida y
marginada… Los llamados republicanos piensan
de esta manera. Para ellos el Estado no
debería ocuparse tanto de defendernos como de articular formas
democráticas de participación y de cooperación. Para el
republicanismo el hombre es un ser social, vinculado a los otros, y
con tendencias solidarias, y la misión del Estado es la de fomentar
abiertamente tales tendencias.
Tanto liberales como republicanos aspiran a un mundo
justo…pero es claro que su concepción de la justicia es bastante
diferente, ¿cuál te convence más?
Guión: Mª Eugenia Rodríguez Palop y Víctor Bermúdez. Actores: Jonathan González, Eva Romero, María Ruíz-Funes, Laura Casado. Voces: Chus García, Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blazquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Dibujos: Marién Sauceda. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.
No hay comentarios:
Publicar un comentario