El Popol Vuh, libro que contiene diversos mitos de los Quiché, pueblo
maya de Guatemala, cuenta que los dioses hubieron de hacer varias
tentativas antes de fabricar al hombre tal como lo querían.
¿Qué querían de
él y por qué les resultó tan difícil conseguirlo? Según dice el
relato, una vez que hubieron sido creados todos los animales, los
dioses les pidieron que les alabasen llamándoles por sus nombres,
pero no consiguieron que hablaran. Por eso, los dioses decidieron
crear otro ser, condenando a los primeros a ser comida unos de otros.
Primero probaron con barro. Pero no funcionó, porque –dice el texto-: ”Se deshacía, estaba blando, no tenía movimiento, no tenía fuerza, se caía, estaba aguado, no movía la cabeza… Al principio hablaba, pero no tenía entendimiento”.
Así que fueron destruidos. Pero la obsesión de los creadores por que hubiese una criatura que se acordase de ellos, les llevó, previa consulta con las ancianas adivinas celestes, a probar ahora con madera:
“Y fueron hechos
los muñecos labrados de madera. Se parecían al hombre, hablaban
como el hombre y poblaron la superficie de la Tierra. Existieron y se
multiplicaron, tuvieron hijas, tuvieron hijos los muñecos de palo;
pero no tenían alma, ni entendimiento, no se acordaban de su
Creador, de su Formador; caminaban sin rumbo y andaban a gatas… Fue
solamente un ensayo, un intento de hacer hombres. Hablaban al
principio, pero su cara estaba enjuta; sus pies y manos no tenían
consistencia; no tenían sangre, ni sustancia, ni humedad, ni
gordura… Estos fueron los primeros hombres que en gran número
existieron sobre la faz de la Tierra”.
Nuevamente, los
dioses deciden destruirles, con el curioso detalle de que los
animales, pequeños y grandes, e incluso los palos y las piedras, y
los propios utensilios que aquellos hombres de madera habían
producido, participaron en la destrucción:
“Y se pusieron
todos a hablar; sus tinajas, sus comales, sus platos, sus ollas, sus
perros, sus piedras de moler, todos se levantaron y les golpearon las
caras: -Mucho mal nos hacíais; nos comíais y nosotros ahora os
morderemos, les dijeron sus perros y sus aves de corral. Y las
piedras de moler: -Éramos atormentadas por vosotros, cada día, de
noche, al amanecer, todo el tiempo hacíais holi holi, huqui huqui,
contra nuestras caras… Pero ahora que habéis dejado de ser hombres
probaréis nuestra fuerza…”
Así fue la
perdición de aquellos pre-hombres. Aunque el mito prosigue,
afirmando que “la descendencia de aquellos, son los monos que
existen ahora en los bosques”.
Al final los dioses consiguen crear al hombre, usando como materia el maíz: “De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne, de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz entró en las carnes de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados”.
Aunque algunos
dudaron de la autenticidad de estos relatos (algunos de los cuales
recuerdan al Génesis bíblico), se han encontrado restos
arqueológicos (como el mural de El Mirador, de en torno al 200 a.c.)
que testimonian su antigüedad.
Estos mitos suscitan
muchas reflexiones. Pero aquí nos fijaremos en solo dos de ellas,
que planteamos al oyente en forma de preguntas:
- ¿qué nos dice del hombre y del sentido de su existencia este relato primitivo? ¿Cómo debemos entender eso de que los dioses nos habrían fabricado para que alguien se acordase de ellos, lo que, al parecer, iría estrechamente unido a la capacidad de hablar de verdad?
- ¿Cuál es nuestra relación con los animales, o, mejor dicho, con los otros animales? ¿Hablan? ¿Son ellos (por ejemplo, nuestros más cercanos primates) solo un ensayo fracasado de ser humano, o es el hombre (según creen algunos filósofos y poetas) una degeneración de lo animal, un animal que no sabe vivir, porque se dedica a pensar e inventar dioses?
Guión: Juan Antonio Negrete . Voces: Chus García, Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blazquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Dibujos: Marién Sauceda. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.
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